Venezuela: hora de definiciones; México en la Doctrina Estrada

La situación en Venezuela ha entrado en una etapa decisiva. 

Anoche se ahondaba la división y el conflicto interno, con el fortalecimiento de la oposición al régimen de Nicolás Maduro, que no sólo ganaban ayer las calles sino el reconocimiento de Estados Unidos, la Unión Europea y de la mayoría de países de Latinoamérica a la presidencia interina de Juan Guaidó.

En respaldo abierto de Maduro y su presidencia se expresaban Rusia, China, Turquía, además de Bolivia y Cuba en Latinoamérica, mientras Uruguay y México se negaban a desconocer a Maduro y junto con la ONU, España y Portugal, apelaban “al diálogo y a buscar una solución política” al conflicto venezolano.

El gobierno mexicano seguía reconociendo a Nicolás Maduro “como presidente democráticamente electo”, según el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez; aunque más tarde, en un comunicado, la Cancillería, a cargo de Marcelo Ebrard, matizó la posición oficial diciendo que “México no participará en el desconocimiento del gobierno de un país con el que mantiene relaciones diplomáticas”, invocando la Doctrina Estrada y los principios de “autodeterminación de los pueblos y no intervención, además de la solución pacífica de conflictos y el respeto a los derechos humanos”.

Con opiniones divididas en las redes sociales y la opinión pública mexicana, la administración de Andrés Manuel López Obrador mantenía la misma posición que en el Grupo de Lima, y se desmarcaba de Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Perú, Ecuador, Paraguay, Costa Rica y Canadá que respaldaron de inmediato la posición de Estados Unidos y su presidente, Donald Trump, a favor del presidente de la Asamblea Nacional, como "presidente encargado" de Venezuela.

El gobierno mexicano respaldaba el llamado de la ONU a que “todos los actores venezolanos reduzcan las tensiones y rechacen cualquier tipo de violencia política”, además de compartir también con los gobiernos de Uruguay, España y Portugal el llamado al diálogo.

Sin embargo, anoche Organizaciones No Gubernamentales reportaban desde Caracas los primeros 13 muertos identificados en medio de la jornada de protestas y enfrentamientos de opositores y defensores chavistas del régimen de Maduro.

Hoy está prevista otra gran marcha de los opositores que ayer lograron reunir más de 200 mil simpatizantes en las calles de las principales ciudades venezolanas, en medio de las amenazas del régimen madurista de encarcelar a los líderes opositores, incluido Guaidó, y del respaldo de un sector mayoritario del Ejército venezolano a Maduro, aún con las facciones militares que ayer se pronunciaban a favor del nuevo gobierno.

La postura de México y su gobierno, en un conflicto que escala a cada momento en Venezuela, aunque lo distancia de sus principales socios, Estados Unidos y Canadá, y del resto de las potencias latinoamericanas, es una apuesta por la vía del diálogo y la solución política, en un escenario que hoy se ve casi imposible: que Nicolás Maduro y los opositores venezolanos quisieran sentarse a negociar una salida a una confrontación que puede desatar un conflicto civil violento, ante lo cual la diplomacia mexicana podría incluso ofrecerse para una mediación que se antoja lejana.

Dependiendo del curso que tome la situación en Venezuela en las próximas horas y días, se verá si la “nueva política exterior” del gobierno de López Obrador resiste su primera gran prueba, al apelar a principios históricos que si bien están vigentes en la Constitución y funcionaron bien para México y su Servicio Exterior en épocas pasadas, hoy chocan con las tendencias de un mundo globalizado en donde el tema de los derechos humanos y la vigencia democrática, prevalecen sobre conceptos como la autodeterminación de los países.

Por otro lado, la presión internacional, liderada por Estados Unidos, también podría hacer que el gobierno mexicano, que en su posicionamiento en Lima y en las definiciones del canciller Ebrard sobre la política de la actual administración, también estableció “la defensa de los derechos humanos como prioridad” y su preocupación por la situación en Venezuela, modificara su postura hacia el régimen de Maduro si es que éste incurre en acciones de violencia y represión hacia sus opositores y la sociedad venezolana.

Lo que queda claro es que Venezuela vive horas decisivas para su cuestionada democracia y el futuro inmediato de los venezolanos.

Y que la situación podría alejarse cada vez más de una “salida política” y ahondar más la división y la confrontación entre los seguidores de Maduro y sus opositores, con el apoyo del bloque encabezado por Estados Unidos 

¿Hasta dónde resistirá la política exterior de la 4T?

NOTAS INDISCRETAS…

La renuncia de Janine Otálora a la presidencia del Tribunal Electoral y el nombramiento ayer mismo de Felipe Fuentes como nuevo presidente, tuvo que ver con dos cosas: el debilitamiento interno de la magistrada, que fue perdiendo apoyos entre sus compañeros de la Sala Superior y que se agudizó tras la votación del caso Puebla, al grado de que al final ya sólo tenía el respaldo de uno de ellos, y a que también Otálora perdió el apoyo del nuevo presidente de la Corte, Arturo Zaldívar

Y mientras en el Trife se reacomodan las fuerzas internas, en el INE los consejeros electorales tronaron contra el recorte presupuestal de los diputados y llevarán a la Corte su queja contra el Poder Legislativo por atentar contra sus funciones básicas y su autonomía al reducirles el presupuesto.

Ayer Lorenzo Córdova y varios consejeros más también lanzaron un SOS a la Secretaría de Hacienda: o les autorizan 600 millones de pesos más para este año, o no podrán organizar los comicios locales en 5 estados, además de la elección extraordinaria en Puebla…

Se lanza el tiro.

Capicúa de los dados.