Hoy habrá humo blanco entre las togas negras de los ministros de la Suprema Corte

HOY HABRÁ humo blanco entre las togas negras de los ministros de la Suprema Corte, pues deberán elegir a quien será su presidente hasta 2022.

Y, según dicen, hay un candidato impulsado desde Palacio Nacional.

QUIENES conocen del asunto aseguran que Julio Scherer Ibarra, consejero jurídico de la Presidencia, ha estado cabildeando sin mucho rubor para que el elegido sea Arturo Zaldívar.

La posibilidad de que el titular del Poder Judicial sea un incondicional de Andrés Manuel López Obrador ha prendido todas las alarmas.

Y ES QUE el presidente de la Suprema Corte encabeza también el Consejo de la Judicatura Federal, con lo que se perdería el único contrapeso que tiene hoy el Ejecutivo, dado que en el Congreso se hace lo que él dice.

SE VE difícil que Zaldívar se deje mangonear desde la Presidencia, pues de hecho es uno de los que proclama la independencia del Poder Judicial.

A ver qué deciden sus compañeros ministros.

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POR LO VISTO José Antonio Meade tocó una fibra muy sensible en el nuevo gobierno federal, pues ya van ¡dos secretarios de Estado! que pierden los estribos y se le van a la yugular.

ESTA VEZ fue Miguel Torruco quien salió a descalificar al ex candidato priista por haberse atrevido a publicar en Twitter que la cancelación del nuevo aeropuerto le costará a México 145 mil millones de dólares.

EN LUGAR de responder con datos técnicos a las cuentas de Meade, el secretario de Turismo decidió achacarle que como titular de Hacienda no detectó “los miles de millones de pesos de tanta transa”.

EL ATAQUE de Torruco viene después del descontón que le puso el titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú.

Y no está mal el debate, pero sería bueno saber si estas descalificaciones son parte de una estrategia de comunicación del gobierno federal... o si se trata de arrebatos personales que se olvidan de la investidura del cargo.

No vaya a resultar que se trata de la nueva temporada del gabinete Montessori.

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TANTO investigadoras como investigadores se quedaron más intrigados que Newton con la manzana, tratando de entender qué quiso decir María Elena Álvarez-Buylla con eso de que el Conacyt trabajará por la “soberanía científica y tecnológica del país”.

NOMÁS no les cuadra que en estos tiempos de globalización tecnológica se hable de nacionalismos científicos, como si los bits y los bytes tuvieran pasaporte.