Por extraño que parezca...
POR EXTRAÑO que parezca, la ofensiva de los ultras de Morena en contra del proceso de selección de las nuevas consejeras y consejeros electorales, podría terminar siendo el mejor blindaje para el INE.
Y es que si Mario Delgado logra tejer fino y amarrar un voto conjunto con PAN, PRI y MC, estaría mandando la señal de que el nuevo instituto ya no es cosa de cuotas ni de cuates.
PORQUE lo que buscan los del ala radical morenista --léase el bando de Irma Eréndira Sandoval, Bertha Luján, Alfonso Ramírez Cuéllar, entre otros-- es que sean nombrados cuatro de sus incondicionales.
Como en los viejos tiempos del PAN o del partidazo tricolor, quieren el carro completo.
NOMÁS que hay un detalle: lo que piden 33 diputados de Morena y los impresentables del PT es simple y sencillamente inconstitucional.
Legalmente no hay manera de que la Junta de Coordinación Política devuelva las listas de candidatos.
LA PARADOJA es que si logran impedir que en San Lázaro se designe a los cuatro nuevos integrantes del INE, les va a salir el tiro por la culata pues tendrá que ser la Suprema Corte la que decida y, además, por sorteo.
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A PROPÓSITO de jaloneos morenistas, allá en Nuevo León hubo gran alboroto porque Alfonso Ramírez Cuéllar prácticamente destapó a Tatiana Clouthier para la gubernatura en las elecciones del próximo año.
Con Yeidckol Polevnsky todo apuntaba a que la ex priista Clara Luz Flores sería la candidata.
SIN EMBARGO, el actual dirigente del partido no sólo presumió su “amistad” con Clouthier, sino que le dio toooda la cancha para que tomara los reflectores en su visita al estado.
Pero, bueno, así de ilusionada estaba Flores hace unos meses.
Así que será mejor esperar a ver qué banda, perdón, qué bando se queda con las riendas de Morena.
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LA BUENA noticia es que México no ha llegado a los 40 mil registros oficiales de fallecimientos a causa del Covid-19.
La mala noticia es que no se debe a que se esté aplanando la curva, sino a que la burocracia no sabe de pandemias y, por eso, los fines de semana invariablemente bajan los conteos de contagiados y fallecidos.
EL PROBLEMA no es que ayer “sólo” se reportaron 296 muertes, sino que la inconsistencia es la constancia del trabajo científico de Hugo López-Gatell.
Sus cifras de la pandemia no sólo han sido cuestionadas por sus colegas médicos y por expertos en estadística --dentro y fuera del país--, sino también por mínimo una docena de gobernadores.
Ya hasta los morenistas se han tenido que desmarcar del subsecretario.
LO CURIOSO es que López-Gatell siempre tiene a quién echarle la culpa: a los gobiernos estatales, a la prensa, ¡a los refrescos! y ayer, de plano, a la persona encargada de capturar los datos de ocupación de camas.
Tal vez por eso lo llaman Doctor Melavo Lasmanos.