¡Uy, perdón! Ahora resulta que al presidente de la República hasta lo que no come, ¡le hace daño!
¡UY, PERDÓN! Ahora resulta que al presidente de la República hasta lo que no come, ¡le hace daño! A más de uno sorprendió el berrinche de Andrés Manuel López Obrador, luego de que se anunciara el acuerdo entre el Consejo Mexicano de Negocios y el Banco Interamericano de Desarrollo.
TAL VEZ lo que más desconcertó fue que el mandatario, ante la crisis económica, decidió abandonar a la pequeña y mediana empresa; y ahora increíblemente le molesta que alguien que no sea él le aviente un salvavidas a todos esos empresarios.
Pero más allá de la pataleta, lo más grave sería que el Presidente le ordene a Hacienda obstaculizar el proyecto del BID.
RESULTA contradictorio que López Obrador se niegue a lanzar un plan serio para evitar el colapso de este sector y, al mismo tiempo, pretenda tener el monopolio de los apoyos. Dicho en términos beisboleros pa’ que lo entienda: ni picha, ni cacha, ¡ni deja batear!
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POR CIERTO, ahora que aparezca Arturo Herrera -si es que aparece-, sería bueno que le explicara a su jefe dos cositas: una es la autonomía del Banco de México; la otra es la diferencia entre política monetaria y crédito bancario.
Porque el Presidente tiene la curiosa idea de que el banco central va a dar créditos a empresas, cuando en realidad lo que anunció fue una reducción en las tasas y una inyección de recursos al sistema financiero,para que sea la banca comercial y de desarrollo quienes asignen los préstamos.
Y no es porque López Obrador tenga que ser todólogo, pero sí resulta preocupante que confunda la magnesia económica con la gimnasia política.
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FINALMENTE Mario Delgado encontró al sucesor de Alfonso Ramírez Cuéllar y nombró al ilustre desconocido Erasmo González como presidente de la poderosa Comisión de Presupuesto.
Pero no es para felicitarlo, pues el tamaulipeco tendrá que pasar la pena de ser quien termine por someter al Poder Legislativo a las órdenes del Ejecutivo.
EL NOMBRAMIENTO era lo único que faltaba para que la próxima semana -en un periodo realmente extraordinario- se “dictamine” y se “apruebe” la reforma con la que Andrés Manuel López Obrador pretende quitarle al Congreso la facultad de decidir el presupuesto.
CON esta reforma y bajo el pretexto de una emergencia, el Presidente podrá ignorar las decisiones de los legisladores sobre cómo ejercer el gasto y,por sus pistolas, usarlo en lo que mejor le parezca. ¿República mexicana o nuevo imperio mexicano? Es pregunta sin división de poderes.