¿Qué acciones se deben tomar ante la baja presencia de lluvias?
La ciudad de Hermosillo lleva al menos cinco años con sequía, y hace más de 15 años que las lluvias son escasas. En 2023, Sonora atravesó la sequía más severa que se ha presentado en la entidad; en el caso de la capital, el promedio de lluvia es de 330 milímetros, sin embargo, el año pasado solo registró 180 milímetros.
A pesar de que este año no ha sido tan austero como el anterior, las lluvias se mantienen bastante debajo del promedio y la temporada está por llegar a su fin, por lo que la única esperanza que queda es la llegada de ciclones, señaló Nicolás Pineda.
El investigador en políticas públicas e integrante de la Mesa de Agua de la asociación civil Hermosillo ¿Cómo Vamos? destacó que la crisis principal se concentra en el agua para riego, especialmente los distritos de riego de agua superficial, como el Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, los cuales se alimentan de las presas del Oviáchic y Mocúzari.
Por otro lado, "en Hermosillo estamos gastando nuestros ahorros en el sentido de que Hermosillo vive más del agua subterránea, lo que se llama los acuíferos", comparó en entrevista con Marcelo Beyliss en el noticiero matutino 'Expreso 24/7'.
Esto se debe a que la ciudad está asentada sobre dos depósitos de agua: en el oriente se encuentra el acuífero La Victoria, en Mesa del Seri, donde se ubican la mayoría de los pozos del municipio; y hacia el poniente, está el acuífero Costa de Hermosillo.
"En estos acuíferos se está violando desde hace mucho tiempo una norma que estipula que no se les debe retirar o extraer el agua más allá de lo que se les recarga. El resultado es que los pozos son cada vez más profundos, y mientras más profundo es el pozo, el agua es de menor calidad porque tiende a traer más sales y metales pesados, con riesgo de traer sustancias dañinas como flúor, arsénico, manganeso", advirtió Pineda.
El investigador subrayó, además, que no hay estudios suficientes para determinar por cuánto tiempo más estos pozos y acuíferos seguirán contando con el recurso suficiente para suministrar a la ciudad, un escenario complicado de anticipar ya que depende de la tecnología de los pozos.
Medidas a tomar
Ante este preocupante panorama, Nicolás Pineda expone tres medidas para la oferta, demanda y reúso del agua.
En las medidas de oferta y abasto se incluye la construcción de nuevas presas y propone cambiar las funciones de la presa El Molinito. Las presas no crean agua ni aumentan la disponibilidad del recurso; su función es administrarla mejor. Es por ello que transformar la presa El Molinito de presa de contención a presa de almacenamiento podría ayudar para recargar el acuífero La Victoria.
Otra medida de oferta es planear toda la cuenca, a través de la gestión integral de cuenca. Pineda destaca que la agricultura consume demasiada agua, por lo que resulta necesario reducir las áreas de cultivo o las hectáreas de riego.
"La costa de Hermosillo, por ejemplo, consume cinco veces el agua que consume la ciudad, entonces ciudad y agricultura están compitiendo por el agua".
Como medida de consumo, es primordial poner atención en los 113 sectores hidrométricos de la ciudad para detectar los lugares en los que hay más fugas de agua y dónde se desperdicia más el recurso, lo que requiere una inversión en la red de agua, en medidores y telemetría. Además, el investigador sugiere mayor rigidez en la cobranza.
"A veces hay muchos descuentos, muchos convenios. El gobierno puede subsidiar más bien a las familias de menores ingresos para pagar el recibo de agua", consideró.
Finalmente, como medida para el reúso del agua presenta la posibilidad de utilizar el agua residual.
"Hay mucha agua residual que se va a la planta de tratamiento, son 70 millones de metros cúbicos al año. Esa agua se puede reusar para la ciudad, la industria, los parques", ejemplificó.
Pineda aseguró que con los fondos necesarios, la decisión política y una buena gestión, podrían ejecutarse estas medidas a mediano plazo para lograr que Hermosillo continúe siendo sustentable.