Panteón Yañez, el más antiguo de Hermosillo, se llenó de vida
Con flores, escobas y cubeta en mano, cientos de hermosillenses llegaron desde temprana hora al Panteón Yáñez para visitar las tumbas de sus seres queridos.
La mayoría de las familias llevaban ofrendas, veladoras y hasta la comida que más les gustaba a los fieles difuntos, pusieron música, les cantaron a sus seres queridos que ya partieron de este plano terrenal y oraron en silencio al pie de las lápidas.
Agentes de tránsito y Policía Municipal realizaron operativo en el área para resguardar la seguridad de peatones y automovilistas y mantuvieron acordonada el área y calles aledañas.
Se instaló un módulo a la entrada para colocar pulseras fluorescentes a los niños con sus nombres y teléfono de sus padres para en caso de extraviarse, localizar rápido a sus familiares.
Este camposanto es de unos de las más antiguos en la ciudad, por lo que en el lugar se observan tumbas del siglo antepasado que fueron reubicadas de otros cementerios de la ciudad, muchas de las cuales lucen desoladas al no tener ya sobrevivientes que las visiten.
La familia Sanabria fue de las primeras en llegar, pues ahí descansan los restos de tres generaciones, la abuela Carlota Zavalzan, la mamá Angela Zambrano de Sanabria y el hermano Jaime Padilla .
“Está mi abuela, mi mamá y mi hermano aquí juntos, por eso venimos toda la familia, nos traemos lunch y a lo largo del día hacemos cambios para no dejar la tumba sola ni un momento en este día especial”, comentó Teresita Romero.
De igual forma Belén Germán, hermanas y esposo, llegaron con guitarra en mano para cantarle a sus padres -fallecidos hace 35 años- sus canciones favoritas con un sentimiento de nostalgia que contagia a quienes los escuchan.
“Aquí estamos como cada año cumpliendo con mi madre y con mi padre, haber si el año que viene todavía estamos vivos para seguir viniendo, es la única satisfacción que le queda a uno ya venir a ver la tumba”, comentó.
La presencia de catrinas que recorrieron el panteón dieron el toque místico y de misterio, así como las llamativas figuras con la imagen de artistas y actores del cine mexicano formaron parte del folklore en este día de gran tradición mexicana.
Fue un día donde las emociones y los recuerdos de los fieles difuntos reviven, pues el olor a cempasúchil, a humo de veladoras y los rezos de los visitantes evocan la memoria de quienes se nos han adelantado en el camino.