Centenario: una colonia de mucha historia en Hermosillo
La colonia Centenario tiene una rica historia que se teje entre los muros de los icónicos edificios que muestran su grandeza y las tradicionales calles que la recorren y han sido testigo de su evolución con el pasar de los años.
Norman Navarro Cruz, tercera generación del comercio familiar Abarrotes Centenario y residente de la colonia durante más de cinco décadas, relató que esta colonia surgió como un homenaje al Centenario de la Independencia de México en 1910.
La historia de la colonia también se entrelaza con la construcción de la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora de la Asunción, que reemplazó a una capilla de dimensiones más modestas en el siglo XVIII.
La construcción actual, consagrada en 1908, fue apoyada por el entonces obispo Herculano López de la Mora y se erige como símbolo de crecimiento y fe en la ciudad.
Una familia de identidad
Ceferino Cruz Encinas, abuelo de Norman, llegó a Hermosillo en 1938 en busca de un nuevo lugar donde continuar su negocio de abarrotes, que anteriormente operaba en Tepache.
La decisión de mudarse a Hermosillo surgió después de que su esposa, Elena Solórzano Vega, le propusiera la idea de trasladarse debido a la apertura de una universidad en la ciudad.
“Mi abuelo encuentra un lugar, se entusiasma con la idea porque le queda muy cerca la Universidad de Sonora, pero sobre todo era muy católico y le queda muy cerca catedral, se emociona le dice a mi abuela y se deja venir primero mi abuelo, abriendo el 1 de mayo de 1939 cruzando el callejón Galeana”, relató Norman Navarro.
La historia de la tienda donde actualmente se encuentra el abarrotes nació de la amistad entre Ceferino Cruz y Jesús María Ávila, que finalmente llevó a la compra de la propiedad en una época marcada por la Segunda Guerra Mundial.
Este hecho histórico trajo consigo la migración de mexicanos a los Estados Unidos, quienes cruzaban legalmente por ferrocarril, conocidos como "los braceros", justo donde hoy se encuentra el bulevar Luis Encinas.
“La gente proveniente del sur del país venía a la iglesia a darle las gracias a la Virgen de Guadalupe que estaban casi por cruzar, se sentaban afuera de la tienda y mis abuelos les regalaban comida”, recordó.
La madre de Norman, Ana Alicia Cruz Solorzano, le narró a su hijo que cuando esto ocurría ella tenia alrededor de 4 o 5 años.
“Mi mamá acaba de cumplir 82 años y se acuerda que escuchaba mucho la canción ‘Esta Vida Mejor Que Se Acabe, No Es Para Mi’, la cantaban los braceros, se le quedó muy grabado”, expresó.
Norman es la tercera generación de su familia que trabaja en esta tienda emblemática, y creció entre los pasillos y anaqueles de esta colonia en pleno Centro Histórico de Hermosillo.
“Hemos observado cómo ha evolucionado la colonia; cuando diseñaron el bulevar Hidalgo, se intentó crearlo similar al Paseo de la Reforma. Los vecinos siempre hemos estado preocupados por preservar los camellones y los árboles”, manifestó.
Buscan preservar la historia
La colonia tiene casas, edificaciones y un parque frente a Abarrotes Centenario, algunos de ellos con más de 100 años de antigüedad, y que están protegidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
“Hemos tratado que la colonia conserve su historia, a veces resulta desalentador cuando las autoridades intentan realizar cambios radicales.
“Tengo mucho que agradecerle a Antonio Astiazarán de que no pusieran las canchas de pádel, le dijimos que esto debía preservarse como un área verde, como un pulmón y nos escuchó”, explicó.
La Colonia Centenario honra su pasado mientras avanza hacia el futuro, y se mantiene como un valioso testimonio de la herencia histórica y la constante lucha por la preservación de la identidad de los hermosillenses.