Mantienen viva una dulce y crujiente tradición desde hace más de 20 años

Sin ningún tipo de apoyo, Idalia Josefina Luna Germán, comenzó su negocio con la venta del tradicional buñuelo, una receta única que encantó a sus clientes y que ha pasado de generación en generación desde hace más de dos décadas.
Fue una de las primeras empresarias en vender este producto al mayoreo. (Foto: Jesús Ballesteros)

El aroma a miel tatemada predomina al entrar al lugar donde Idalia, con gran entusiasmo, prepara sus buñuelos.

Al mismo tiempo se escucha el sonido del aceite que los fríe y los pone crujientes; ya sea espolvoreados o bañados en piloncillo, el tradicional postre se encuentra listo para disfrutarse, como en cada época navideña.

Sin ningún tipo de apoyo, Idalia Josefina Luna Germán, comenzó su negocio con la venta del tradicional buñuelo, una receta única que encantó a sus clientes y que ha pasado de generación en generación desde hace más de dos décadas.

El negocio llamado Buñuelos Luna, está ubicado en la colonia Ley 57, entre las calles Plan de Ayala y 6 de Abril, sobre calle López del Castillo.

Ella recordó que cada mañana salía con mucha actitud a los tianguis, para regalar pequeñas porciones y que la gente se animara a comprarle. Con eso, llevaba el pan a la mesa a sus tres hijos, pues ser madre soltera no impidió que se convirtiera en una de las pioneras de este tradicional producto.


Una herencia familiar

La inquietud de tener un negocio para salir adelante, hizo que se convirtiera en una de las primeras mujeres en la capital del estado en vender este producto por mayoreo, ahora cuenta con el apoyo de sus hijos y su nuera, quienes realizan hasta 5 mil buñuelos en un día.

“Yo quería un producto que fuera sonorense y que no fuera competitivo, porque había coyotas y nopales, pero yo quería algo que fuera un postre y me llamó mucho la atención hacer buñuelos, al principio no tenía competencia, se puede decir que fui la primera que empezó a vender al mayoreo”, comentó.


Una receta que encanta

La elaboración comienza en los meses de octubre y finaliza hasta marzo, ya que los meses de verano son muy pesados por las altas temperaturas y el aceite caliente.

“En realidad ahorita toda la gente que vende mis buñuelos, no ha encontrado un producto como el mío, bien hecho, que te puede durar hasta 20 días y un mes el enmielado. En las épocas de verano que no hacemos buñuelos me dedico a hacer tortilla grande, de la sobaquera para mantenerme”, expresó.

Aunque los precios de los ingredientes han subido, esto no ha llegado a afectar el negocio, porque los clientes que la conocen de años atrás siempre acuden a comprar, sobre todo en fechas festivas.


Un negocio fuerte

Para Idalia no ha sido fácil posicionarse en el mercado de postres navideños, ya que actualmente tiene mucha competencia, pero siempre se encuentra positiva ante cualquier adversidad.

“No sentí la pandemia en realidad, en esos años no me bajó la venta, los clientes seguían consumiendo el buñuelo, lo esperaban, venían y lo compraban”, dijo.

Este es un negocio familiar de 10 integrantes, y los clientes lo prefieren por sus precios, que van desde los 15 hasta 25 pesos la pieza, cubiertos con amaranto, amaranto blanco, coco, cacahuate y nuez, con ello Idalia se siente satisfecha por lo que dejará.

“Me siento muy realizada darle muchas gracias a Dios que mi producto es muy conocido, la gente me dice que está muy rico, me siento como que ya hice algo y dejo algo para las nuevas generaciones, que son mis hijos ya adultos y mis nietos que son niños”, concluyó.