Imelda Cañez alimenta a su familia con su propio huerto en Punta Chueca
La nación Comcáac o Seri, es nómada desde sus orígenes, pero fue hasta el primer cuarto del siglo XIX cuando se asentaron en dos comunidades: Punta Chueca y Desemboque, por ello es que la agricultura nunca ha sido parte de sus actividades productivas recurrentes. Hoy Imelda Cañez, junto a un grupo de otras 19 pobladoras de Punta Chueca ha cambiado la historia alimentando a su familia con el huerto que construyó en su patio.
Imelda Cañez es ama de casa originaria de la ciudad de Hermosillo, aunque cuenta, su familia ha comerciado en Bahía de Kino y Punta Chueca desde hace décadas, razón por la que se asentó en la comunidad Comcáac, donde actualmente vive con su familia compuesta por su esposo Jorge y sus cuatro hijos.
Al encontrarse lejos de cualquier comercio para adquirir frutos o verduras frescas, Imelda comentó que era difícil mantener una dieta saludable y cuidar el bolsillo familiar, fue entonces que ingresó a una capacitación para aprender de cultivo para autoconsumo y, con apoyo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas decidió intentarlo.
“Empezamos, sembré y al principio no se me dio como yo quería, además la tierra de aquí es salada y no se dio bien. Después nos dieron tierra y se me dieron mejor las cosas, ahorita ya he cosechado betabel, rábanos, tomate cherry, calabazas y papas cambray”, contó.
Además de estas cosechas, Imelda dio a coonocer que su favorita es su planta de Jamaica.
“Mi favorita, la verdad, la que me ha dado mucha emoción, es mi planta de Jamaica. Es la primera vez que la siembro y que se me da la flor, estamos muy contentos en mi familia”, explicó.
Entre los beneficios que le ha traído haber iniciado su propio huerto en casa, cuenta que su dieta ha mejorado y que su hijo menor disfruta el acceso a los productos de su huerto.
“A mi hijo, el más chiquito, le gusta mucho el tomate cherry y antes lo compraba en Bahía de Kino. Es un poco caro y pues ahora no. Ahora lo cosecho de mi planta”, compartió.
Durante los cursos que recibió, Imelda aprendió a elaborar un sistema de riego con mangueras, cosa que mejoró la situación debido al escases del vital líquido en la región, lo cual ayudó a solucionar el problema para que las cosechas fueran fructíferas.
Lo más difícil fue comenzar
“yo decía: no. No se me van a dar las plantas porque aquí hace mucho calor, la tierra está salada. Al principio no se nos dio nada, pero luego aprendimos a sembrar. Ya sabemos cosechar y cuidar nuestros alimentos que son 100% orgánicos, no tienen fertilizante ni nada", dijo.
Para mantener la cosecha, Imelda comentó que cuenta con el apoyo de toda su familia y que le dedica al menos 20 minutos al día.
Se dedica a la venta de alimentosFuera de la cosecha, su otra fuente de alimentos es su trabajo como vendedora de comida. Ella la elabora y gracias a su huerto ha podido satisfacer una parte de su materia prima, sin necesidad de salir de su hogar.
“Se me dio el apio y el betabel y los usé para la comida que vendo. Son cosas difíciles de conseguir aquí en el pueblo. Por lo mismo, me gustaría que se me diera el pepino. Ya he sembrado pero se me secó aunque la cuidé”, reveló.
Actualmente, Imelda Cañez está convencida de la importancia de su huerto, tanto que prioriza enseñarles a sus hijos a cosechar y consumir sus propios alimentos, además, invitó a la ciudadanía a intentarlo.
“Tengan su propio huerto en casa, no es trabajoso. Eso parece y una dice “ay, no se me va a dar”. Es fácil invirtiendo un poquito de tiempo y puede ser en un espacio pequeño. En una macetita, lo que puedan. Siempre es bueno tener sus propias hortalizas”, aseguró.
Imelda Cañez es parte del grupo de 20 mujeres que decidieron cosechar su comida y la de su familia, esta iniciativa vino de Erika Barnett, mujer de la comunidad que hace algunos años lo intentó para complementar su alimentación y satisfacer la necesidad de frutos frescos. Pronto el entusiasmo se dispersó, como en el caso de Imelda, y los huertos comenzaron a crecer en Punta Chueca por primera vez.