Casos de éxito del Centro Galilea

Tras vivir una vida complicada, estas personas son algunos ejemplos de la labor que realiza el albergue Centro Galilea.
Jesús Ballesteros/EXPRESO

Desde su creación en 2020, el Centro Galilea ha recibido a cientos de personas que han sido cuidadas y atendidas por el cuerpo de voluntarios.

Algunos de ellos en una situación precaria, y con problemas de salud graves, pero poco a poco han salido adelante de la mano de este albergue.

Uno de los casos que pasaron por el Centro Galilea es el de Javier Vásquez, de 42 años y originario de Atlixco, Puebla; él llegó a Hermosillo para laborar en la Calle 12, en la pizca de uva; el sueldo no era lo esperado y al quedarse sin trabajo no tenía los recursos para regresar a su tierra.

“Él duró 14 años viviendo en las vías del tren, su familia 14 años lo creía muerto: hasta altar y ofrenda le ponían; nos dimos a la tarea de buscar a su familia, el psicólogo pone su foto en el tianguis de Atlixco.

“Su hermana se encontró con la foto y nos habló molesta para pedirnos que no nos burlemos de la memoria de su hermano, ya que había muerto hace 14 años; le explicamos la situación, que no está muerto, que está en Hermosillo. Al final le hacemos una llamada y ahí se encuentran, después ya vinieron por él”, expresó Claudia Eugenia Villa Hernández, directora del Centro Galilea.

También detalló que son varios los casos de éxito del Centro Galilea, pues algunos ya tienen empleo y han sido reinsertados en la sociedad, rentan su propia casa o un cuarto y han sido contratados, incluso, como guardias de seguridad privada.


HÉCTOR GUILLERMO

Hay otros casos como el de Héctor Guillermo, quien fue reunido con sus familiares. Con apenas 26 años, vivía en un contenedor de basura de un hospital privado, padece de esquizofrenia, pero fue atendido en el Centro Galilea y se localizó a sus tíos.

“Habló una vecina del hospital que le daba comida, policías lo trajeron; él sufre de esquizofrenia, él no hablaba. En una de sus terapias escribió su nombre completo, nos metimos y era un joven que había viajado a Las Vegas, Nueva York, era una persona funcional, pero por su padecimiento terminó en las calles, vinieron sus tíos por él y lo recogieron”, contó Villa Hernández.


FRANCISCO Y CLAUDIA

También está la historia de Francisco, quien vivía en Estados Unidos, tenía casa, carro y un día fue deportado; llegó a Sonora sólo con la mochila que cargaba, lo asaltaron y hasta los tenis le quitaron; terminó en situación de calle, pero en el Centro Galilea ubicaron a sus familiares por Facebook y fue su sobrino quien llegó por él.

Claudia, quien actualmente está en el albergue, llegó con la ayuda de unos policías que le explicaron del lugar y la trasladaron para que recibiera apoyo; ella vivía con su hermano en la colonia Palo Verde, barrio donde la mayoría de los vecinos le temían por su agresividad.

“Mi hermano me corrió de la casa, me sacó de la casa a golpes y terminé en la calle, empecé a dormir en una casa que estaba sola enseguida de una iglesia; trabajaba afuera de una tienda cuidando carros o pidiendo dinero y ahí me daba dinero la gente y compraba soda y panes. Aquí me trajo una patrulla y me siento bien a gusto, me dan las tres comidas y tengo donde vivir, me siento muy feliz”, manifestó.