Luis encontró en las casas para 'lomitos' la forma de salir adelante
En la capital sonorense, la historia de Luis Alejandro Coronel destella como un faro de esperanza y amor hacia los animales.
Con 51 años de edad, ha tejido un camino inspirador al fabricar casitas para perros, dotándolas incluso con aire acondicionado, un oasis de frescura en el abrasante calor de la región.
Es un proyecto que surgió tras una eventualidad que casi termina con su vida.
“Yo tuve un accidente donde me cayó una barda encima, me quebró 24 huesos, el peritaje fue 1 tonelada 650 kilos, llevo 3 cirugías de columna y en el momento de la rehabilitación que fueron aproximadamente 2 años, mi padre me implementó la carpintería”, explicó.
Alejandro aprendió a construir todo tipo de muebles, sin embargo, en 2017, la idea de su hija Grecia se convirtió en la semilla de su actual emprendimiento.
“Me dijo mi hija ‘¿porque no fabricamos casas para perritos?’ investigué y en ese entonces solo había dos negocios que lo hacían y me aventé”.
Ella además, en el deseo de apoyar a su padre, fue su primer cliente.
Innovador proyecto
A través de la fabricación de casitas para perro, en 2020 Alejandro encontró un propósito que trascendía el ámbito comercial.
“Un amigo fue el que me comentó sobre ponerles aire acondicionado, se me hizo buena idea, aparte que la temperatura ha estado muy alta, ya tenemos algunas temporadas que estas exceden los 45 grados y los animalitos sufren las inclemencias del calor”, indicó.
La dedicación y el esfuerzo de Alejandro no tardaron en dar frutos, puesto que este año ha vendido en promedio 17 casas por mes.
El costo de ellas van desde los $400, los cuales varían dependiendo de las medidas de la casa y si estás incluyen o no, aire acondicionado.
Este año ha sido especialmente prometedor para Alejandro y su emprendimiento.
"El negocio ha crecido de manera impresionante, y es el mejor año en ventas que he tenido hasta ahora", compartió con orgullo.
Cada venta es un testimonio de su dedicación y un símbolo de la conexión entre los seres humanos y sus fieles compañeros caninos.
Un negocio de familia
La historia de Alejandro es un recordatorio de la importancia de la familia y del apoyo mutuo.
"Mi esposa y mis cuatro hijos son mi mayor respaldo en este negocio. Es un emprendimiento completamente familiar. Mi esposa siempre está pendiente de mí, mis hijos me ayudan a armar las casitas y a realizar las entregas", mencionó emocionado.
Incluso un amigo, se ha sumado a la causa, contribuyendo a las entregas por la tarde.
Alejandro no solo crea refugios para perros, sino que también teje puentes entre las personas y sus mascotas, fortaleciendo los lazos familiares y comunitarios.
Su historia es un testimonio del poder de la resiliencia, el amor y la pasión por hacer una diferencia en la vida de los demás.