Desde el polo Norte, Santa lleva alegría a las escuelas
Cada vez que llega a un plantel las sonrisas y los gritos de emoción de los niños se dejan escuchar: "¡ahí viene Santa Clós!".
Los chiquillos se asoman por las ventanas y cuando Santa llega a la puerta del salón son siempre los más pequeños los primeros en acercarse y abrazar a la familiar figura a la que se acercan con la ilusión de pedirle sus juguetes más deseados.
En cinco minutos Oscar Javier Leyva se pone el traje rojo, las botas negras, el sombrero con la borla de algodón y la gruesa barba típica del Polo Norte. Por 30 años se ha dedicado a personificar a Santa Clos en escuelas de Hermosillo.
“Me visto de Santa Clós y voy escuelas, a preescolar y primaria. Los niños se toman fotos, me llevan su cartita, se sientan ahí felices”, expresó el también videógrafo de 63 años.
Tres décadas de animar la época decembrina
En 30 años de dar vida al personaje navideño, Oscar Javier ha recorrido más de 10 escuelas, en las que ha visto emocionarse a cientos de niños y niñas.
“Una hermosura los chamacos, son muy tiernos, te abrazan y re piden cosas. Les pregunto si se han portado bien y todos dicen que sí”, compartió.
En la mayoría de sus participaciones ante niños y niñas de las escuelas públicas de la ciudad, recordó el Santa Clos, se repite una escena que le enternece especialmente.
“Cuando me ven me dicen: ‘Te quiero mucho, ¿de dónde vienes?’ y les digo que del Polo Norte”.
Por otra parte, Oscar Javier contó que los padres y madres de su público “reciben muy bien que sus hijos estén con Santa, (ya que) también se toman fotos y festejan con sus hijos”.
Una de las actividades imprescindibles para avivar el espíritu navideño en las niñas y niños escolares, compartió el originario de Cananea, Sonora, es la carta de navidad, que se hace con la complicidad de los maestros.
“Después de brincar y emocionarse, me dicen lo que quieren y me entregan la cartita para que se los haga realidad y yo después se las entrego a sus maestras y maestros”, dijo.
El camino de Oscar Javier como Santa Clos escolar comenzó cuando, a inicios de los años noventa, uno de sus cuñados, que era fotógrafo, le pidió ayuda para amenizar un evento.
Desde entonces, de manera casi ininterrumpida se ha presentado desde el Polo Norte para recordar a las infancias, en la época navideña, la importancia de que “se porten bien con sus padres, con sus abuelos, con todos. Sean buenos”.