"Siento que para esto nací"; Katya Echazarreta revive su infancia
CIUDAD DE MÉXICO.- ¡Katya Echazarreta vino a México! Así es, la primera astronauta mexicana en alcanzar el espacio visitó nuestro país y volvió a la ciudad que la vio dar sus primeros pasos, pues fue reconocida por el ayuntamiento de Ixtlahuacán de los Membrillos, el municipio jalisciense del que es originario el abuelo de la joven.
El 4 de junio se convirtió en un día que, posiblemente, Katya no olvidará. La ingeniera eléctrica, de 26 años, cumplió uno de los sueños que perseguía desde los siete años, convertirse en una astronauta para viajar al espacio, y 21 años más tarde se hizo una realidad.
Este martes, 7 de junio, Echazarreta aterrizó en Guadalajara, región que abandonó a la corta edad de cinco años para migrar, junto a su madre y padre, a Estados Unidos. Ahora vuelve no sólo para revivir recuerdos de la infancia, sino con un propósito; recibir el reconocimiento del gobierno municipal del ayuntamiento.
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El encuentro fue discreto, Echazarreta además volvió a comer sus dulces mexicanos favoritos y un elote. Luego del encuentro, fue poco lo que se conoce acerca de las actividades que la joven llevó a cabo.
Lo que sí sabemos es que esta no es la primera vez que Katya viaja a México, luego del proceso de migración que vivió cuando era una niña, pues sus padres y hermanas residen en Jalisco, en Aguilillas, un Ixtlahuacán de los Membrillos, que frecuenta más de cuatro veces al año.
¿Qué experimentó Katya cuando viajó al espacio?
Durante la ceremonia, Katya narró que si bien la emoción y los nervios la albergaban minutos antes que el "New Shepard", cohete en el que viajó, despegará, en ese momento se olvidó del miedo y las preocupaciones inherentes a abandonar la superficie terrestre, que cualquier turista espacial tendría.
"Cuando estás sentado ahí y sabes que en unos segundos vas a salir del planeta, la verdad es que ahí ya no te da miedo. Al menos yo sentí tanta paz, tranquilidad, sabía que la situación ya no estaba en mis manos y que pase lo que pase ya no puedo controlar lo que pasara; y siempre digo que si tú tienes el poder de cambiar algo, adelante, pero si no lo tienes, entonces no vale preocuparte por eso", expresó.
En cuanto la nave se distanciaba de la Tierra y se aproximaba a la frontera espacial, Katya pudo apreciar "cómo todo se volvía chiquito, montañas, nubes, y pasar por la última nube fue una experiencia difícil de procesar".
Una de los momentos que más impresionó a la astronauta mexicana fue apreciar el cambio de colores del cielo, de azul a negro, denominándola como una transición "abrupta"; "Pensé que me iba a dar más miedo, pero no sentía miedo para nada, estaba muy calmada, muy relajada y preparada para llegar hasta este momento, que yo siento que para esto nací".