El icónico Vocho y la razón de su motor trasero

Una de las características más distintivas del Vocho es la ubicación de su motor en la parte trasera, una decisión técnica que no solo marcó su diseño, sino también su éxito. ¿Por qué este enfoque? La razón radica en varios factores mecánicos y prácticos.
El Vocho de VW es recordado por llevar el motor en la parte trasera. (Foto: Especial/EXPRESO)

Hablar del Vocho es evocar un capítulo fundamental de la cultura automotriz en México. Este querido auto, oficialmente conocido como Volkswagen Tipo 1, llegó al país en octubre de 1967 y rápidamente se ganó el corazón de los mexicanos.

A lo largo de décadas, el Vocho fue el fiel compañero de muchas familias: desde ser el primer auto de los abuelos, el vehículo con el que muchos aprendieron a manejar, hasta ser el taxi que te llevó a esa cita especial o que encontrabas en cada esquina.

El nombre Vocho tiene un origen curioso, pues se cree que deriva de "boches", un término utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para referirse despectivamente a los alemanes. Sin embargo, en diferentes partes del mundo, el Vocho adopta otros apodos: 'Käfer' en Alemania, 'Pichirilo' en Ecuador, 'Coccinelle' en Francia, 'Pulga' en Colombia y 'Beetle' en Estados Unidos.

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El diseño del motor trasero

Una de las características más distintivas del Vocho es la ubicación de su motor en la parte trasera, una decisión técnica que no solo marcó su diseño, sino también su éxito. ¿Por qué este enfoque? La razón radica en varios factores mecánicos y prácticos.

Refrigeración por aire: Al estar en la parte trasera, el motor podía enfriarse de manera eficiente con el flujo de aire, eliminando la necesidad de radiadores y un sistema de refrigeración por agua. Esto simplificaba su mantenimiento y aumentaba su durabilidad, especialmente en climas cálidos.

Distribución de peso: Colocar el motor en la parte trasera mejoraba la tracción de las llantas traseras, lo que proporcionaba un mejor agarre y mayor estabilidad al vehículo, sobre todo en terrenos difíciles.

Espacio interior: La ausencia de un motor en la parte delantera permitía utilizar ese espacio como cajuela, lo que incrementaba la capacidad de almacenamiento del auto. Además, al eliminar la necesidad de ejes de transmisión largos, el piso del vehículo podía ser más bajo, ofreciendo un mayor espacio interior para los ocupantes.

Absorción de impactos: Al no tener el motor en la parte delantera, el Vocho ofrecía una mejor absorción de golpes en caso de colisión, ya que la parte frontal actuaba como una zona de deformación.


Este diseño, junto con su simplicidad mecánica y accesibilidad económica, hizo del Vocho un auto fácil de reparar y mantener, además de adaptarse perfectamente a las condiciones del mercado mexicano.

Durante 65 años de producción, desde 1938 hasta 2003, se fabricaron más de 21 millones de unidades en todo el mundo. El último Vocho salió de la línea de ensamblaje en Puebla, México, el 30 de julio de 2003, sellando el fin de una era para este entrañable vehículo, que hoy sigue siendo admirado y recordado por su contribución a la movilidad de millones de personas.

Actualmente, el Vocho se exhibe en el Museo del Automóvil en Wolfsburgo, Alemania, como testimonio de su legado en la historia automotriz mundial.

CON INFORMACIÓN DE EL UNIVERSAL

Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. Siete años de experiencia como periodista de diferentes fuentes informativas. Desde 2022 escribiendo para el portal web de EXPRESO.