Conoce a 'Fenrir', el gato vivo más alto del mundo
Vive con su tutor, William John Powers, en Farmington Hills, una ciudad en Michigan, Estados Unidos. Su nombre proviene de una de las lunas de Saturno.
Pertenece a la raza savannah, que es una cruza entre un gato doméstico y un serval (felino silvestre de África). La Asociación Internacional de Gatos (TICA, por sus siglas en inglés) reconoce a dicha raza como una de gato doméstico.
Según una publicación de Guinness World Records, la altura sorprendente de "Fenrir" proviene de su abuelo, un serval llamado "Kongo". Era un animal alto y heredó esa característica a sus descendientes.
Aunque desciende de un gato silvestre, la talla de "Fenrir" es excepcional para su raza, pues mide unos 2.5 centímetros más que un savannah promedio.
"A veces las personas lo ven y piensan que es una pequeña pantera, un puma o un ocelote. Eso, de hecho, puede asustar a las personas y se alejan de él con miedo, pero una vez que les explico que es un gato de terapia y muy amigable, las personas están emocionadas de caminar hacia él", comentó Powers.
A sus dos años y 10 meses, "Fenrir" podría estar en camino de superar la altura de "Arcturus", su hermano y anterior poseedor del récord. En 2016 midió 48.4 centímetros, pero falleció un año después cuando se incendió la casa de Powers. "Arcturus" ahora ostenta el récord del gato más alto que ha vivido.
Años después de la tragedia, los padres de "Arcturus" concibieron un par de gatitos: "Fenrir" y "Corvus". Powers los adoptó a ambos cuando tenían 12 semanas de edad.
Apoyo felino
"Fenrir" ayuda a Powers en sus actividades como presidente de un refugio para gatos y como médico especialista en VIH (virus de la inmunodeficiencia humana).
Al ser conocido por poseer un récord Guinness, contribuye a atraer donativos en eventos caritativos para apoyar a gatos en situación de calle en Detroit.
Por otro lado, "Fenrir" y los otros gatos del médico son parte de la experiencia que ofrece Powers a sus pacientes. También trabaja como gato de terapia los jueves para calmar a personas con VIH.
"Atiende pacientes conmigo, siguiéndome de habitación en habitación hasta que comienza a cansarse. Luego generalmente se queda en una habitación y se acurruca en una silla en algún lugar y duerme hasta la hora del almuerzo", cuenta.