Una llamada pudo salvar la vida de una pequeñita pero sus padres la dejaron morir
CIUDAD DE MÉXICO.- Una mujer y su novio, declarados culpables de matar a una niña de tres años, han sido encarcelados en Reino Unido.
"Una cosa está clara, Nicky Priest le ha fallado a su hija, no ha podido protegerla y debería ser, siendo la madre, la única persona que debería haber podido protegerla", dijo el detective inspector Adam Jobson.
Priest, de 23 años, y Callum Redfern, de 22, fueron acusados de asesinar a Kaylee-Jayde Priest, por homicidio involuntario. La bebé fue encontrada muerta el 9 de agosto de 2020, en la casa de Solihull donde vivían.
Mientras encarcelaban a la pareja, el juez Foxton QC dijo que ambos habían mentido repetidamente sobre sus acciones y que ninguno había buscado ayuda cuando hacerlo podría haber salvado la vida de Kaylee-Jayde, reportó el medio BirminghamLive.
El juez detalló que la menor se fue a la cama alrededor de las 19:00 horas, mientras que la pareja luego fue a tener relaciones sexuales en la habitación de Priest, indicó la BBC.
"Pero como muchos niños de su edad, Kaylee no quería irse a la cama, sino quedarse despierta y jugar", dijo. Los adultos, entonces, la golpearon severamente.
La niña murió a causa de graves lesiones en el pecho y el abdomen. Más tarde, los exámenes médicos mostraron que también había sufrido lesiones como costillas rotas, fracturas en la parte inferior de la pierna y un esternón roto. Los implicados se acusaron mutuamente durante el juicio.
Los miembros del jurado habían escuchado cómo Priest golpeaba a Kaylee en la cabeza y se refería a ella como una "maldita mocosa".
En una ocasión, los vecinos de un piso abajo recordaron haber escuchado un golpe y luego a Kaylee llorando, antes de supuestamente oír a Priest decir:
"Sólo diré que se cayó de la cama".
Los mismos residentes afirmaron que notaron que "cuando Kaylee lloraba, la respuesta parecía ser ahogar su llanto con música".
El juez, reportó la BBC, dijo que la bebé vomitó repetidamente y luego murió a causa de sus heridas durante la noche de la paliza.
"Una rápida llamada de asistencia médica por parte de uno u otro de ustedes habría salvado la vida de Kaylee", les recriminó el juez."Priest no hizo nada para buscar ayuda médica. Una llamada inmediata podría haberle salvado la vida a Kaylee".
Priest había llamado al 999, pero se reveló que Kaylee-Jayde había estado "muerta antes" de que su madre al fin pidiera ayuda.
En un intercambio de mensajes de texto el 24 de julio de 2020, días antes de la golpiza a Kaylee, Priest le dijo a Redfern: "La voy a matar (...) porque sigue saliendo de la sala de estar o yendo a la cocina (...) La he abofeteado por cagar en el pañal".Tres días después, Redfern le envió un mensaje a Priest diciendo: "Voy a mantener a la mocosa alejada de mí... estoy harto de tu hija".
En imágenes de video, Kaylee-Jayde y su madre fueron vistas juntas horas antes cuando la menor fue asesinada. Las imágenes mostraban el total desinterés de Priest por su hija; comprobando repetidamente su reflejo en el espejo y viendo su teléfono, mientras la niña miraba periódicamente el rostro de su madre.
La policía de West Midlands dijo que no estaba claro quién dio los golpes fatales en la noche o si ambos desempeñaron un papel.
La abuela de Kaylee, Debbie Windmill, dijo que el impacto de su muerte la acompañaría por el resto de su vida.
Ella dijo: "Nunca pude dejar de mirar la sonrisa en su hermoso rostro. Me encantó cada momento verla desarrollarse hasta casi la edad escolar; prepararme para comprarle a mi primera nieta su uniforme preescolar fue algo que me llenó de tanta felicidad. No podía esperar a verla en él, pero esta oportunidad me fue robada de la manera más brutal"."Todos merecen el regalo de la vida. Kaylee-Jayde merecía mostrarle al mundo quién podría haber sido y la grandeza que podría haber traído a este mundo".
Priest fue sentenciada a 15 años por el cargo de homicidio involuntario y tres años, concurrentes, por el cargo de crueldad infantil. Redfern, descrito como la figura dominante en su relación, fue sentenciado a 14 años por homicidio involuntario.
El detective Jobson concluyó: "No creo, lamentablemente, que alguna vez sepamos completamente lo que ha sucedido, nunca obtendremos esa imagen completa, ambos no han admitido su propia responsabilidad".