Al ritmo de la cumbia, el señor 'Todo Bien' se dedica a endulzar la vida de los cajemenses
CIUDAD OBREGÓN, SON.- Consciente de la triste situación que se vive en Cajeme y con la intención de llevar felicidad a la ciudadanía que se cruza con él, Lucio Valenzuela Monge, conocido como “El señor todo bien”, se pasea por las calles de Ciudad Obregón vendiendo empanadas al ritmo de cumbia, lo que lo llevó a volverse viral en redes sociales a sus 55 años por el carisma que le imprime a cada baile. Por tal razón, su historia de superación y filosofía de vida son dignas de compartir al ser “Lucho” el claro ejemplo de que cualquier trabajo debe realizarse con la mejor actitud y de paso, llenar de alegría a quienes lo rodean, porque como él mismo dice: “la vida debe vivirse de la mejor manera”.
Fue por la situación que provocó la pandemia por Covid-19 que el cajemense con domicilio en la colonia Urbi Villa, al poniente de la ciudad, se quedó sin trabajo, por lo que rápidamente tuvo que buscar una fuente de ingreso que lo dejara mantener su libertad financiera sin depender de ningún patrón, por lo que se acercó a una familia de panaderos provenientes de la sierra para hacer negocios.
“Tengo poquito que me dedico a esto, me daba vergüenza, pero me quedé sin trabajo y se me quitó. Las empanadas las hace un señor, una familia sierreña, yo nomás lo vendo y lo bailo. Gracias a que hay mucha gente chismosa en Obregón que me hicieron viral, he podido trabajar bien y gano bien, gracias a Dios para tener un trabajo digno y no depender de ningún patrón. Me encanta mi trabajo, haz de cuenta que yo voy a un baile todos los días, yo voy a bailar nomas y la gente siempre me compra”, compartió.
De cajeta (recomendadas), calabaza y phila, las empanadas tienen un módico precio y a cambio te llevas un show de baile y unos minutos de alegría, gratis, dijo Lucho luego de deleitar a los usuarios del Mercajeme, en el Centro de Ciudad Obregón con sus mejores pasos de baile, mientras decenas de espectadores aplaudían o sonreían al personaje.
“Así es como yo vendo mis empanadas, bailando sabroso y rico. Todo mi pan vale 11 pesos; el baile y el show es gratis. Por eso les digo… ¿vas a querer, pan? Y no soy amá.Solo lo hago para ganarme la vida. Así es como vendo mis empanadas de calabaza, cajeta, phila. Los invito a que prueben mi pan y se darán cuenta que este show o el ridículo que hago para poderlo vender no se compara con el sabor”, añadió.
Con una filosofía de vida digna de admirarse, “El señor todo bien” considera que la vida es muy corta para estar guardando las apariencias por el miedo al qué dirán, lección que a pesar de sus años, recién acaba de aprender, por eso a sus 55 años mantiene una actitud que cualquier joven de 20 envidiaría.
“La vida es actitud, la actitud es felicidad y la felicidad es salud. Yo por eso bailo, gozo, me divierto y gano. Con el corazón y el alma bailo para llevarles alegría a los cajemenses. Mi trabajo es endulzarle la vida a la gente; darles un poquito de alegría y felicidad con la música, es la música la que da felicidad”, dijo convencido.
Desde de Providencia hasta el Centro de Ciudad Obregón podrán encontrar todos los días a Lucho a bordo de su motocicleta y con su bocina tocando las mejores cumbias a todo volumen, a la par que ofrece su producto desde las 9:00 hasta las 14:00 horas, y a veces hasta las 17:00, depende de qué tanto ocupe trabajar.
“Ando por todos lados, mas por Providencia porque es donde más consumo tiene la gente. Como soy ejecutivo de ventas inicio a las 9:00 de la mañana, me voy a los negocios, les doy una probadita, les ofrezco el pan, sale la venta y ya termino, si tengo suerte termino a las dos de la tarde. No es que tenga mala suerte sino que me excedo y pido poquito más de pan y termino a las cinco con un buen ingreso, saco mi buen día. Y día descanso yo digo que cuando me muera. No se vale descansar, para qué descansar”, agregó sonriente.
Con una actitud que contagia, Lucho está plenamente convencido de que su trabajo va mas allá de solo vender deliciosas empanadas, sino que, consciente de la situación de violencia que prevalece en Cajeme que tiene a su población temerosa y entristecida, su trabajo es endulzar la vida de quienes se topa en su camino.
“A como está la situación aquí en Obregón también una noticia como esta, que ande un loco por las calles tratando de dar un poquito de felicidad es bueno. Me llamo loco no porque lo esté si no que el mundo es de los locos. Hay que estar felices, hay que estar alegres, no hay que preocuparse por nada”, finalizó.