Las mujeres mantienen vivas las artesanías comcáac en Punta chueca
Alma Rosa Montaño Herrera es una artesana y ama de casa originaria de Punta Chueca, que con su trabajo promueve la cultura de la comunidad comcáac.
Entre sus artesanías se encuentran los cestos característicos de la tribu, mismos que hoy tienen uso ceremonial, pero que en el pasado se utilizaban por sus ancestros para transportar y guardar pitahayas, caracoles y otros productos para su consumo.
La elaboración de los cestos deja ver una parte de sus conocimientos y tradiciones.
“El proceso para hacer un cesto es muy largo, puede durar 10 u 11 años y cuando lo terminas, nuestras raíces dicen que tenemos que hacer una ceremonia de cuatro días para evitar la mala suerte”, indicó la artesana.
La primera tarea del proceso de elaboración es ir al monte a cortar torote, una planta característica de la región. Con ella se hacen fibras que posteriormente Alma Rosa tejerá para crear un cesto. Para llegar a este paso, el seguimiento es arduo y requiere conocimientos y habilidades extraordinarios.
“La fibra se llama torote. Se va al monte y se corta, unos tres días después se vuelve a cortar para quitarle espinas o ramitas y se tatema. Luego, se moja con agua salada y después le quitas las fibras lo más finitas que se pueda”, relató.
Lo siguiente es teñir las fibras para darle forma a las figuras que adornan el cesto. Según el color, el método es distinto.
“Las de color rojo o café son de una raíz de aquí, las echo a la olla cuando el agua está hirviendo. Luego lo saco y en cuatro días cambia de color, luego lo pongo en agua salada y lo seco. Después de una semana ya se puede comenzar a trabajar”.
Para el negro, añadió, se utilizan como materiales “chamizo negro” y “baba de mezquite”.
En cuanto a las figuras, explicó que son representativas. En su caso, el último cesto que hizo lleva la imagen de un cactus de pitahaya debido a que ha sido un alimento para los comcáac desde hace siglos. Lo mismo con el borrego cimarrón.
Una flecha también es parte del diseño por ser “el arma poderosa de nuestros antepasados”, explicó. También incluyó al “abuelo fuego”, según detalló.
“Aquí las mujeres, antes de que salga el sol, en nuestras casas ponemos el fuego. Calentamos el café y el desayuno con el abuelo fuego”, expresó, como parte de su cultura.
Una gran tradición
Estas artesanías, además de ser una parte importante de la vida de las comunidades comcáac, poseen un alto valor ante turistas extranjeros. Alma Rosa explicó que el precio depende del tamaño, pero el último que hizo lo tasó en 75 mil pesos.
Además de los cestos, hace collares con materiales del mar, como huesos de tiburón o escamas de pescado. También se dedica al bordado y hace un tiempo se sumó a la pesca.
Alma Rosa tiene un hijo en primer año de la primaria y cuenta que le ha explicado por qué hacen sus artesanías y cómo las hacen. Para ella es importante mantener las tradiciones y recordar a sus ancestros. Por último, la originaria de Punta Chueca destacó que la mayoría de las mujeres de allí se dedican a las mismas actividades, y en todo lo que hacen, entran en contacto con sus antepasados y sus formas de vida.
Para las mujeres de Punta Chueca, hacer cestos, collares y otras artesanías es una forma de mantener vivo su pueblo.