María Elena sigue preparando capirotada a la leña a sus 86 años
Con 86 años de edad, la señora María Elena Rodríguez Rodríguez le gusta sentirse una persona productiva trabajando en la venta de comida, por lo que cada año aprovecha la temporada de cuaresma para vender la tradicional capirotada.
Pero a diferencia de otras que se preparan en la estufa, la señora Elena prefiere elaborarla a la antigua como se cocinaba cuando era pequeña, es decir, con el uso de leña para darle un sabor más especial.
La abuelita que vive en el ejido La Carabina, al oriente del municipio de Cajeme, creó con el apoyo de sus nietos un horno de tierra, donde se ha dedicado a preparar este platillo tradicional para después venderlo.
“Yo inicio preparando con las tortillas que las junto con mantequilla o manteca, luego le echo pan y los ingredientes como plátano, ciruelas, queso y otras frutas. Después la dejo reposar para otro día y preparo la miel que lleva piloncillo, canela, clavo y leche. Ya al final pongo todo en la hornilla y la tapo para que se cocine bien”, expresó.
A la antigua
Agregó que usar el método antiguo ayuda a que la capirotada tenga un mejor sabor, además de que tiene una consistencia más agradable, pues sus mismos clientes aseguran que es un platillo delicioso.
“A mí me dicen que es muy buena, que sale muy bueno el sabor, a mí me compran aquí mismo las personas que viven en el ejido, pero también hay personas que vienen desde Ciudad Obregón a comprarla porque les gusta mucho”, comentó.
Actualmente, dijo, vende la capirotada a 75 pesos el medio litro sólo los fines de semana, porque también se dedica a vender comida como antojitos mexicanos o tortillas de harina, algunos de ellos también los elabora en su horno provisional.
“Por ejemplo, la carne que preparo para los antojitos mexicanos yo la pongo a cocer en la lumbre, no en la estufa, eso es lo que le da otro sabor al caldo y es lo que le gusta a la gente”, mencionó.
Aunque en ocasiones se siente cansada, a Doña Elena le gusta levantarse cada mañana con todo el ánimo para trabajar y ganarse unos pocos ingresos que le ayudan a sentirse más productiva.
La adulta mayor tiene ocho hijos, además de decenas de nietos y bisnietos, quienes frecuentemente la visitan en su hogar para compartir tiempo con ella y disfrutar de los deliciosos alimentos que prepara.