Casa Hogar en Guaymas sufre la insalubridad de las fugas en su terreno
GUAYMAS, SON.- Infecciones estomacales, de garganta y conjuntivitis son algunas de las enfermedades recurrentes en la Casa Hogar Amor, Agua y Más (antes Hijos del Rey), en el ejido San José de Guaymas, debido a un constante río de drenaje que pasa a un lado de su terreno.
La hermana Jenny, encargada del lugar, actualmente tiene en resguardo a 12 menores de edad, y explicó que el problema comenzó hace 5 años cuando se construyeron fraccionamientos nuevos en Guaymas Norte y la fuga se originó en un rebombeo de la Comisión Estatal del Agua (CEA), que ocasionalmente hace reparaciones que no duran ni dos semanas.
“Cada rato estoy denunciando, ya recorrí todas las dependencias que me podrían ayudar, vienen, reparan, y en una semana o dos ya huele otra vez, nos habían dicho que secándose el arroyo iban a echar cal, una vez echaron en un pedacito pequeño y es todo, ya no sé a quién acudir, nos enfermamos mi esposo, yo, los niños”, dijo.
Jenny y su esposo Jessy Navarro son originarios de Estados Unidos, llegaron hace 29 años a Guaymas como misioneros para cuidar niños abandonados, y durante ese tiempo, la Casa Hogar se ha mantenido sin apoyo del gobierno y con donativos, sobre todo de asociaciones norteamericanas y canadienses, que cuando llegan al lugar a llevar insumos o material de construcción, también tienen que soportar la insalubridad del ambiente y un olor similar al del amoniaco.
En ese albergue han crecido niños que consiguen tener una mejor vida, y hay casos de jóvenes que una vez que pasan los 18 años y tienen autorización para irse, deciden quedarse ahí o muy cerca para ayudar a los “hermanitos”.
“Hay un muchacho de 26 años que llegó a los 9, aquí se crio, después lo mandamos a estudiar a Estados Unidos un año y en Argentina 6 meses, él se quedó aquí a dar clases de inglés a los niños, otro llegó bebé, a los 6 meses, hoy es futbolista, quiere estudiar en la Academia Naval y aquí lo apoyamos, a todos les damos oportunidad para que avancen y ponemos herramientas en sus manos para que construyan ellos sus vidas”, dijo Jenny.
Una adolescente que llegó hace cinco años junto con varios hermanos menores, asegura que ese hogar ha sido mucho mejor que en la casa que nació, en los próximos meses cumplirá 18 años y no tiene intenciones de irse del lugar donde les dan seguridad, educación y mucho amor.