Continúan los problemas con la venta de lotes campestres en San Carlos
GUAYMAS, SON.- En San Carlos han continuado los reclamos por parte de vecinos que dicen sentirse timados por los vendedores de lotes campestres, que en el momento de la compra les prometieron que a futuro tendrían servicios básicos en sus propiedades.
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El desarrollador Octavio Llano Zaragoza señaló que desde hace más de diez años comenzaron a vender terrenos de manera ilegal engañando a los compradores, y que el problema se origina en la falta de acoplamiento con la Dirección Municipal de Control Urbano, misma que debe intervenir y hacer un censo de los lotes para determinar si hay factibilidad de servicios.
Advirtió que, de no solucionarse el desorden urbano y la falta de servicios, el problema “va a reventar” y lejos de que San Carlos atraiga a los turistas, estos van a huir del lugar al no tener una zona agradable para su descanso.
Como se informó el pasado 12 de enero, vecinos de los fraccionamientos Mar de Cortés, Río Azul y Paraíso fueron a la Secretaría del Ayuntamiento a reclamar que habían agotado el diálogo con el dueño, esto después de pedirle acceso a energía eléctrica en sus lotes, y el fin de semana, residentes de Villa Bemela, Guayacán y Corceles realizaron un bloqueo en el bulevar escénico de San Carlos por tener once años sin electricidad y agua potable.
“Esa gente está inquieta porque no tiene a donde conectar la electricidad, no tienen agua y están comprando lotes sin servicios, por eso Control Urbano cuando actualiza debe de haber factibilidad en todos esos servicios, si no, no debe de actualizar, no se están midiendo las fuerzas y capacidades de los servicios, el turismo es muy celoso al desorden y si no se tiene garantía del agua la luz, una vialidad que sea suficiente, va ir creando un problema que al turismo no le agrada”, concluyó.
Se estima que en San Carlos existen alrededor de 2 mil 500 lotes cuya factibilidad no está autorizada por el municipio de Guaymas, y las consecuencias de la falta de legalidad han crecido en afectación de quienes compraron sus propiedades a precios atractivos (y se siguen ofreciendo) y hoy no tienen certeza de los servicios básicos.