Experiencias paranormales en el Museo Regional de Sonora

Uno de los vigilantes de dicho museo afirma haber sentido presencias extrañas en uno de sus recorridos de seguridad en el lugar, en el transcurso de la madrugada.
Especial / EXPRESO.

HERMOSILLO, SON.- Suicidios, asesinatos entre reos y 64 años desde que se llevó a cabo la última pena de muerte del país en las instalaciones de lo que actualmente es el Museo Regional de Sonora, han hecho que se les presenten experiencias paranormales a los trabajadores del lugar.

En las faldas del Cerro de la Campana, se encontraba la Penitenciaría Estatal de la ciudad de Hermosillo en el cual se llevó a cabo el último fusilamiento en el año 1957 las 8:00 horas.

Uno de los vigilantes de dicho museo afirma haber sentido presencias extrañas en uno de sus recorridos de seguridad en el lugar, en el transcurso de la madrugada.

Aristeo Miranda, quien es parte del personal de seguridad del museo regional de Sonora, narró que en uno de esos recorridos , exactamente a la 1:00 de la madrugada, caminaba por la zona donde antes se encontraban los reos, de repente escuchó un estruendoso sonido que provenía de lo que anteriormente eran las celdas.

 

Su reacción fue agacharse y cubrirse con los brazos, luego descubrió que había sido una pedazo de madera que se había caído de manera muy extraña, situación que le pareció curiosa por que no se encontraba nadie en el sitio más que él, ya que está estrictamente prohibido la entrada a personas ajenas a esas áreas donde se encontraba.

“Cuando paso por ahí siento una vibra diferente, se siente muy pesado esa parte, es como más frío que otras áreas, es extraño, pero a veces escucho ruidos raros por las noches en los pasillos del museo” explicó.

Respecto a los últimos fusilados, ellos fueron sepultados en el bloque 12, al lado de la barda perimetral en el Norponiente del camposanto, donde permanecen pintadas de negro y con unas cruces rojas, además de un letrero en la barda del panteón municipal de la calle Yáñez que dice: “Sátiros, pum, pum, junio de 1957”.

Nadie sabe quién les da mantenimiento a esas tumbas, pero al pasar los años siguen con colores vívidos.