Presentan con éxito el libro Fotografías de Miguel Ángel: una visión única

Miguel Ángel Castro Cosío es un reconocido profesor, líder social y uno de los más destacados impulsores de la sanidad acuícola que distingue al estado de Sonora.
Fotos: Jorge Flores / EXPRESO.

El auditorio del Instituto Tecnológico de Sonora se vistió de gala el pasado jueves para dar la bienvenida al octavo título de la autoría de Miguel Ángel Castro Cosío, reconocido profesor, líder social y uno de los más destacados impulsores de la sanidad acuícola que distingue al estado de Sonora. Se trata de su segundo tomo dedicado al arte visual y lleva por título Fotografías de Miguel Ángel.

El libro muestra imágenes imperdibles de aves, paisajes, herramientas, formas y personas que fueron captadas, narró el autor, durante algunos de sus incansables viajes de trabajo, mismos que lo llevaron a los 32 estados de la república y a otros 22 países del mundo: desde el árido desierto de Sonora viajó a China, Australia y un gran número de destinos europeos.


Fotografías de Miguel Ángel contiene, así, momentos únicos expuestos a través de una visión única: algo de esto se puso de manifiesto durante la presentación, que más que una ceremonia formal, se transformó en una velada cultural del más alto calibre. Se contó, para la apertura, con el poeta Bruno Pablos que declamó primero un poema inspirado en la herbolaria del estado e interpretó, en un segundo momento, algunos de los versos del polifacético Castro Cosío.

Los versos, escritos por el profesor y enunciados por el poeta, describen un viaje, literal y espiritual, que comienza prendido del vuelo de una gaviota. Una gaviota que recorre el mundo y observa su belleza, pero también su destrucción: símbolos de la vida, ya no de la travesía, de Miguel Ángel Castro Cosío.

El tono de la velada se resumió de manera anecdótica cuando el oriundo de Baja California, adoptado por tierras sonorenses, narró el origen de su nombre: su madre había escuchado que en tiempos antiguos, del otro lado del mar, nació un hombre con grandes dotes que hacía dibujos de una tesitura que conmovió a todo un continente. Se llamaba Miguel Ángel, era uno de los artistas del renacimiento, y la carta de presentación del laureado profesor, su hijo.

Más allá del amistoso cariño vertido en las butacas del auditorio de Ciudad Obregón, el éxito editorial, trabajado en la selección y edición por la Fundación Eva de Camou a partir del lente de Castro Cosío, se entiende a través de su recibimiento: los mil ejemplares que componen la primera edición se agotaron antes de la ceremonia. Fue así que, al cierre, Miguel Ángel prometió la segunda edición.