¡Ni un día duraron! Vandalizan la decoración de las letras monumentales de Guaymas
GUAYMAS, SON.- Un grupo de artistas locales decoraron las letras monumentales que se encuentran en el Malecón Turístico de Guaymas, pero dejaron olvidados unos botes con pintura, y horas más tarde, desconocidos las vandalizaron.
Los dibujos pintados la mañana del jueves son alusivos a la región y a la historia de Guaymas, y los artistas Guillermo Solís, Laura García, Carlos César Flores, Vicky Ojeda, Ernesto Moya, Carmelita Acosta Flores, Teresa Torres Rubio y Brenda Guerrero Cerón, pintaron por varias horas sus respectivas piezas y orgullosos, mostraron en redes sociales el resultado de su trabajo, que más tarde sería estropeado.
De las siete letras, cuatro fueron “manchoneadas” con pintura blanca, negra y azul. En la letra G, el retrato de Celso Grajeda (quien sirvió de modelo para el icónico monumento al Pescador) quedó con líneas de pintura azul en la cara, mientras que en la U, que muestra un paisaje de palmeras y mar, el “ocurrente” pintó una serie de pequeñas palomitas blancas.
La letra Y, pintada sobre una base color rosa mexicano con mariposas negras y una figura abstracta en el centro, fue embarrada de blanco en dos secciones, y la que llamó más la atención fue la segunda A, en la que Carmelita Acosta había plasmado los rostros de los tres guaymenses que llegaron a ser presidentes de México.
Al General Plutarco Elías Calles le pintaron una barba negra, a Adolfo de la Huerta unas ojeras negras, una raya en la frente negra y pecas también negras, que recordaban al maquillaje rockero-glam que utilizaban algunos cantantes, y a Abelardo L. Rodríguez lo ataviaron con un bigote negro en trazo irregular.
En los tres rostros, el autor de este acto de vandalismo se tomó el tiempo de sacar una pluma común y poner el nombre de cada uno de los políticos en la franja blanca del cuello de la camisa.
“No hay respeto, no hay respeto, no respetan la historia, por eso Guaymas es un cochinero, que injusto, es una injusticia”, exclamó una mujer que se encontraba dentro de un carro, esperando a que regresara un jovencito al que llevó para que se bajara a admirar las letras recién pintadas.
Al mismo tiempo, un motociclista que se dio cuenta del percance, miraba muy serio las letras, en un intento de hallar sentido a las manchas que se presume, fueron hechas por personas jóvenes que, sin conciencia del respeto a los bienes públicos, aprovecharon la pintura disponible para “colaborar con el arte”.