Podrían acosadores callejeros ir a la cárcel por tirar piropos a mujeres en Sonora
HERMOSILLO, SON.- El Congreso del Estado exhorta a los 72 Ayuntamientos de Sonora a aplicar, o en su caso reformar, sus bandos de Policía y Buen Gobierno a efecto de que en estos se prevenga y se sancione el acoso en espacios públicos a las mujeres.
En la iniciativa, que fue presentada por la diputada María Alicia Gaytán, se señaló que a pesar de los avances en los últimos tiempos en cuanto al reconocimiento de la violencia contra las mujeres como una vulneración a sus derechos, el acoso es un problema de salud pública escasamente reconocido y abordado.
Manifestó que según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016, a nivel nacional, una de cada tres mujeres a lo largo de su vida ha sido objeto de piropos o frases de carácter sexual que la molestaron o incomodaron y 12.6 % han sufrido tocamientos o han sido manoseadas sin su consentimiento
Indicó que dichos actos predominan en la calle y también en el transporte público, que son los lugares donde las mujeres son más violentadas y en donde este problema se ha generalizado, lo cual es inaceptable e intolerable, pues no sólo limita su libertad de movimiento, sino también su capacidad de participar en la vida pública, su acceso a los servicios esenciales y el ejercicio de sus derechos.
Expuso que las diversas reflexiones sobre la realidad en torno al acoso sexual contra las mujeres en el espacio público ponen de manifiesto que no se trata de una cuestión aislada de seguridad o inseguridad, sino que nace de un sistema estructural de discriminación de género que no únicamente amerita prevenirse, sino que también debe sancionarse.
Eso obliga a implementar leyes efectivas que prevengan y respondan de manera eficaz en contra del acoso sexual, y a a su vez contribuyan a generar una cultura de cero tolerancia hacia los generadores de estas formas de violencia.
Esta reprobable conducta, entendida como una práctica no deseada, que genera un impacto psicológico negativo y que las personas, especialmente mujeres, lo padecen diariamente trae, además, efectos cotidianos de la víctima como verse obligada a cambiar los recorridos habituales por temor a reencontrarse con el o los agresores, modificar los horarios en que transita por el espacio público, preferir caminar en compañía de otra persona e incluso, el modificar su modo de vestir buscando desincentivar el acoso llevándola al extremo de sentirse culpable de lo que ella vive.
Traducido a la protección de sus derechos humanos la conducta de acoso sexual callejero vulnera un sin número de derechos humanos de las mujeres víctimas. Algunos de ellos son: el derecho a la libertad, al libre tránsito, a la integridad física y moral y en especial el derecho a una vida libre de violencias y a una vida libre de prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación.