Rolando Valladares pasa de las carreteras a los arroyos

Rolando Valladares no deja atrás su gusto por la pesca, pues a pesar de que parece ahuyentar a los peces cada vez que alista sus cañas, no desiste de visitar las presas, canales y el mar en busca de su soñado botín.
Eduardo Ruiz / EXPRESO

NAVOJOA, SON.- A pesar de su mala racha, Rolando Valladares no deja atrás su gusto por la pesca, pues a pesar de que parece ahuyentar a los peces cada vez que alista sus cañas, no desiste de visitar las presas, canales y el mar en busca de su soñado botín.

Rolando Arce Valladares, de 40 años de edad, vecino de la colonia Beltrones, compartió que desde pequeño inició su pasión por la pesca; Sin embargo, en sus 15 primaveras la suerte estaba de su lado, pues con la ayuda de una botella de refresco y un anzuelo podía atrapar decenas de animales en los canales de la comunidad Bacobampo en Etchojoa.

“Agarrábamos los cangrejos de río atrapados en las piedras de los canales y nos los comíamos cocidos en familia pero en la actualidad es muy difícil encontrarlos” recordó.

El fanático de la pesca dijo que su gusto había quedado en el olvido hasta que en el 2019 renació con la invitación de un amigo trailero quien lo motivó a salir a la búsqueda de un buen ejemplar.

“Soy trailero y descanso cada mes, ese momento lo utilizo para ir a la pesca en compañía de mi familia o amigos. Nunca pesco nada pero como me divierto” reconoció entre risas.

El vecino de la colonia Beltrones en la Perla del Mayo explicó que a pesar de tener más de 15 mil pesos invertidos en 12 cañas de diferentes tamaños y decenas de señuelos, normalmente son más las pérdidas que las ganadas al momento de entrar al agua.

Arce Valladares compartió que por cada 10 visitas al mar o canales, solo tres de ellas rinden fruto y no siempre con un pez de buen tamaño.

“Es mucho dinero el que le he invertido y son pocos los peces que he agarrado; Sin embargo, cada salida me llena de adrenalina, paz y relajamiento, no importa si no pica, lo importante es que me la paso a todo dar” rolando.

“Hay días en los que pierdo hasta 3 señuelos, cada uno de ellos me cuesta hasta 200 pesos, ósea que en un mal día puedo perder hasta 1600, entre gasolina, comida y anzuelos atorados” sonrío.

El “salado” pescador dijo que a pesar de “no dar una” está planeando comprar un bote para probar mejor suerte entre los manglares de Huatabampo, donde confía que se enganche un buen pargo.

Finalmente dijo que ya cuenta con el equipo suficiente, el entusiasmo y el permiso de su esposa para seguir con su deporte preferido; por lo que ahora solo le falta que los peces quieran morder el anzuelo.