"Ya voy a la casa, espérenme”, frase que obligan a decir a 'levantados'

Al conocer algunas de las historias de desaparición en Hermosillo, resaltan características de operación de parte de quienes cometen los actos pues en una parte del proceso “obligan” a las víctimas a llamar a sus familias.
Cortesía / EXPRESO

HERMOSILLO, SON.- “Ya voy a la casa, espérenme”: La “placentera” frase que obligan a decir a las víctimas de desaparición a sus familias

El fenómeno de la desaparición forzada es complejo, pues quienes cometen estos actos son personas que obtienen determinado placer al consumar las desapariciones y en la mayoría de los casos asesinatos de sus víctimas.

Al conocer algunas de las historias de desaparición en Hermosillo, resaltan características de operación de parte de quienes cometen los actos pues en una parte del proceso “obligan” a las víctimas a llamar a sus familias y decirles palabras como: “Ya voy a la casa, espérenme”, sin embargo, ellos no regresan.

Se pueden enumerar al menos una decena de desaparecidos en los que gente cercana dijo haber recibido esa llamada, el último conocido, el de Priscila Juárez, quien llamó a su familia en punto de las 06:00 horas, del 21 de marzo a sus familiares, para minutos mas tardes ser ultimada (pues al rededor de esa hora se conectó por última vez a sus redes sociales).

El médico psiquiatra, Eduardo Monteverde Maldonado describió que las personas tienen potencial para ser homicidas, pero la diferencia entre un homicida, un asesino y un asesino serial, es la intención de consumar el acto o bien, la motivación o el placer al realizarlo.

“Cualquiera se convierte en homicida ya sea por defensa propia o por accidente, pero un asesino tiene la intención de matar o bien una motivación, pero en el caso de los asesinos seriales matan por placer”, detalló.

Oportunistas

Monteverde Maldonado dijo que existen otros tipos más de asesinos, como los oportunistas y religiosos, pero que comparten rasgos y características psicopáticas y sociopáticas, son manipuladoras o bien son personas de las que no desconfían puesto que tienen una apariencia agradable a la vista.

Con base en lo anterior, el especialista indicó que los asesinos que además participan en hechos de desaparición forzada pudieran obtener placer de obligar a sus víctimas a llamar a las familias, pues es una sensación de poder.

“Hay que tomar en cuenta que estas personas vienen de familias desintegradas, no todos pero puede ser así, que hayan sido víctimas de violencia.

En el caso de que hagan que la víctima llame es parte del engaño del asesino, es un acto de crueldad y de sadismo”, comentó.

Mientras las desapariciones siguen ocurriendo, los cuerpos de personas que han realizado esa llamada son localizados en su mayoría en predios de la carretera 26, los cadáveres o restos tienen huellas de extrema violencia y algunos además están calcinados.