El trágico final de 'El Chavo del Ocho' que nunca salió al aire
Sin lugar a dudas El Chavo del Ocho es todo un fenómeno de la televisión mexicana, pues es de los programas favoritos de chicos y grandes desde hace décadas.Parte de su gran éxito se debe a los inigualables personajes, pues todos ellos tenían sellos característicos que dejaron un legado que perdura hasta nuestros días.
Varios episodios del programa han causado polémica entre los televidentes por diversas razones, pero habría uno en especial que nunca salió a la luz con el que Chespirito supuestamente daría final a la serie de una manera trágica y aquí te decimos de qué trataría.
Aunque la historia del Chavo del Ocho en realidad no tiene un final como tal, muchas personas relacionan la canción "Qué bonita vecindad" con el final del Chavo; sin embargo, el último capítulo como programa independiente se transmitió en 1980 y se llama "La lavadora de Doña Florinda", aunque éste no da fin a la historia.
A partir de entonces y hasta 1992, El Chavo del Ocho se siguió transmitiendo en pequeños sketchs dentro del programa Chespirito, pero la mayoría de las escenas que ya habían sido contadas, sólo cambiando algunos diálogos y sustituyendo a Don Ramón y a Quico en las escenas.
El creador de la serie, Roberto Gómez Bolaños, tenía planeado un final para finalizar con El Chavo del Ocho; sin embago este nunca vio la luz, pues en realidad era un tanto trágico.
Según el sitio Chespitiro.org, Bolaños planeó que el Chavo muriera atropellado por un auto intentando salvar a un niño, y aunque las escenas del niño muerto no se grabaría, sí se pensaba grabar a los personajes de la vecindad llorando desconsolados y despidiendo al Chavo; con ésto el comediante pretendía transmitir un mensaje de amor sobre la nobleza y bondad del protagonista.
Fue gracias a la intervención de Graciela Gómez Fernández, hija del productor, que este final nunca se realizó, esto debido a que Graciela, quien estudiaba psicología, convenció a su padre de que darle fin de esa forma a la historia causaría un efecto devastador entre los televidentes, principalmente en los niños.