Segundo presupuesto, el despegue
Quiero tratar un asunto con mucho realismo y franqueza. Se refiere al paquete presupuestal, la cuestión impositiva y los gastos del gobierno. Quiero tratar un matiz que no se analiza mucho. La economía como disciplina de racionalidad es una materia harto complicada. Y es una materia que define sociedades, su calidad de vida. Sí, la economía es la responsable de muchos acontecimientos en su vida diaria pero pocos saben de ella.
¿Entonces cómo es que los votos de millones que no sabemos de economía profunda decidimos el rumbo económico del país? Por mucho que se afanen los noticieros, los que pretenden que la economía se comprenda por personas que no estudiamos a fondo esa ciencia, hay muchas cosas que no nos quedan claro. Para quien no sabemos de las finezas presupuestales, las cuestiones de que si se acelera o se desacelera la economía, las estrategias fiscales, los agudos tecnicismos de las finanzas públicas, las finas atenciones a la austeridad, las ondas del PIB y las cuestiones contra cíclicas, y peor aún, nunca nos especializamos ni nos especializaremos en el amplísimo argot de la economía profunda. Tenemos que tener en cuenta que nosotros, las mayorías votantes decidimos por tres o seis años la economía del país. Así como lo escucha. Y ese es un asunto propio de las democracias, del sistema de partidos que vivimos, de las ideologías. Seamos realistas, una mínima proporción de ciudadanos son los que saben de economía. De esa parte también hay conflicto, los economistas no piensan todos igual, hay adversidades colosales. Y suele suceder que la inmensa mayoría no entiende cuál es la discusión de fondo. Pero decidimos una ruta, que finalmente está sostenida en una ruta de confianza. Y así funciona en todas las democracias, la ciudadanía decide con votos de confianza, con votos de análisis y no se necesitan análisis clínicos, sino del análisis de cómo está viviendo la realidad, la propia y la ajena. Usted vivió en carne propia los desastres de cómo se llevaba la economía en el país y vio los efectos catastróficos sobre millones de personas empobrecidas.
Usted ve ahora el arranque de un nuevo gobierno empecinado en cambiar la realidad cotidiana del país, no de los 30 millones de votantes sino de los 150 millones de mexicanos aproximadamente. Y eso se hace con la economía pero no es nada fácil. Primero porque imagínese usted que le dan su sueldo mensual pero de este sueldo sólo puede gastar en lo que usted quiera el 30%. Todo lo demás está comprometido. Todo. Y en primera instancia es porque tiene que pagar una enorme deuda que Usted no adquirió.
Y eso lo sabemos. Tenemos la deuda más grande en la historia del país. 10 billones de pesos. Y hay que pagarla con todo y sus intereses. Deuda que se disparó durante el régimen de Peña Nieto. Y mucho de esa deuda que tenemos que pagar, aún no se sabe dónde fregaos se fue. Perdóneme por recordárselo.
Pues bien, finalmente estamos ante la aprobación por los diputados de la segunda propuesta del paquete presupuestal. Se está discutiendo en medios. Los enemigos de AMLO, muchos de ellos instalados en la mayoría del escenario de comunicación de radio, televisión y periódicos, redes sociales y demás, por supuesto atacan y anuncian desastre y medio. Y ellos saben que la mayoría de los mexicanos no entiende. Pero también saben que la mayoría perdió la confianza en ellos y que muchos millones confiamos en las decisiones de Presidente. Hemos visto ahorros multimillonarios, austeridades sólidas. Ustedes vieron como hubo gran resistencia en bajarse el salario. Ustedes ven cómo se reparte la riqueza y no se concentra en las poquísimas familias imperiales de México.
Día a día hay anuncios de avances, de gastos en favor social. Pero en realidad es muy poco margen de maniobra del dinero público. Tanto por hacer y poco dinero. Tanto por hacer y tantas resistencias. Pero tenemos un Presidente de una voluntad inédita que apenas ha anunciado su segundo presupuesto que se espera se apruebe en la mayoría de sus términos por diputados federales. Considere la importancia de tener diputados afines al proyecto obradorista.
Este paquete en realidad es un paquete económico de despegue. Es en este paquete en donde se define con mayor pertinencia las ideas centrales del obradorismo en la economía. Pero tiene que tener en cuenta algo. El Presidente querría hacer mucho más con el presupuesto pero, otra vez el realismo, no se puede fracturar de lleno el proceso. Los cambios profundos se están dando como se debe, poco a poco, con estrategia clínica, considerando las adversidades del mercado mundial que es muy quisquilloso si le cambian el juego y en sus berrinches son capaces de devastar la vida de millones. Por ello el poco juego que le resta presupuestalmente al Presidente tiene que tener rasgos de prudencia, de cierta moderación con la cuestión fiscal. En el mundo de las finanzas se ponen muy nerviosos cuando el Presidente anuncia decisiones.
Estemos muy atentos a las decisiones y que el voto de confianza que se le dio hace poco más de un solo año, se refrende y se extienda en todo su mandato, que es el de 30 millones. En este segundo presupuesto se han hecho estrategias para aminorar deuda, para que las compras del gobierno se liberen del hambre de los mercados. Es una lucha sorda y diaria. Hay gente en todo el gobierno, en las calles peleando y trabajando por consolidar la idea obradorista de gobernar. Aún no comienza el segundo año y ya estamos viendo como las pequeñas cuñas que metió Obrador al sistema de corrupción lo van quebrando. Esto no es una película de héroes con poderes. Esta es una lucha cruda y real con la vida y por la vida de calidad. Y es una guerra de alta calidad, de persistencia, de paciencia, de convencimiento, de develar las verdades escondidas, de sancionar los delitos de gobiernos anteriores. Estamos en medio de esa lucha. Y mucho de esa definición está en la confianza, en la suprema confianza de que estamos en el camino correcto.
"La economía real es la canasta básica y le otra economía es la de todos los días”.
Octavio Almada.