Las inútiles garitas norteamericanas
"Las inútiles garitas norteamericanas", escribe José Santiago Healy en #Actitudes
A decir de las evidencias, los puertos de entrada a los Estados Unidos se han vuelto extremadamente lentos e ineficientes arrojando año tras año la pérdida de millones de horas-hombre además de enormes gastos en energéticos y la propagación de contaminación ambiental.
Son alrededor de 60 mil agentes los que controlan los 328 puertos fronterizos de la Unión Americana a cargo de una compleja red de agencias dependientes de la Secretaría de Seguridad Interior, en inglés Department of Homeland Security.
En la garita de San Ysidro, que conecta a Tijuana con San Diego, hace tres semanas se estableció un récord de ocho horas de espera promedio para cruzar en auto al vecino país. ¿Imagina usted el estrés y la desesperación que implica aguantar tantas horas sentado en un vehículo y avanzar len tamente hasta llegar a la línea fronteriza?
Día tras día miles de automovilistas y peatones están obligados a esperar entre dos a cuatro horas para cruzar la frontera y llegar a sus trabajos, universidades o bien para visitar a sus familiares o ir de compras en los Estados Unidos.
Los tiempos de espera se dispararon a raíz del fin de la pandemia y no se conoce hasta el momento una estrategia para intentar reducirlos y acabar con los efectos nocivos de las colas para los 410 millones de personas que cada año utilizan los puertos de entrada.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) se encarga de proteger las fronteras, hacer cumplir las leyes de comercio e impedir la entrada de terroristas, indocumentados y drogas, pero ha sido terriblemente ineficiente en los últimos años.
Por razones laborales y familiares cruzo con frecuencia de Estados Unidos a México y viceversa por las garitas de Tijuana, Mexicali, San Luis Río Colorado y Nogales, he visto en los últimos años que a pesar de avances tecnológicos y la ampliación de garitas los tiempos de espera son cada día peores.
Fuera del sistema Sentri donde los cruces son razonablemente eficientes, en el resto de los carriles (General y Ready Lane) las demoras son espantosas además de inciertas.
En el último mes he cruzado por lo menos en diez ocasiones y al llegar a la garita las preguntas son siempre las mismas: ¿A dónde se dirige? ¿Qué hacía usted en México? ¿Tiene algo para declarar? Todo esto al tiempo que revisan visualmente el vehículo, si hay alguna sospecha o la computadora le marca inspección, habrá que pasar por lo menos una hora más en el área de revisión secundaria.
Para millones de personas que han cruzado por años a trabajar a Norteamérica es por demás inoperante que sean tratadas como delincuentes potenciales cuando cuentan con su pasaporte o visa en regla, lo lógico sería que sólo mostraran su documento y pasaran de inmediato.
El número de casos problema en las garitas es prácticamente ínfimo comparado a los millones de personas que cruzan, quizás en las garitas comerciales sea más factible la inspección pero es prácticamente inútil en las garitas de vehículos particulares donde también se cuenta con rayos x y alta tecnología para detectar ilícitos.
Además, los tiempos han cambiado: Estados Unidos produce igual o más mariguana que México, la cocaína ha pasado de moda, mientas que el fentanilo puede entrar prácticamente por correo y producirse en cualquier casa de los Estados Unidos. ¿Por qué no enfocarse a investigar a los productores y distribuidores de droga y dejan en paz a millones de pasajeros que cruzan a trabajar, pasear o estudiar y que no tienen nada que ver con actividades ilegales?
México creó a finales de los 90 el semáforo fiscal que ha sido de enorme utilidad en las fronteras. Aunque la posibilidad de que toque en rojo es muy baja, sabemos que llevar armas, cantidades grandes de dinero o contrabando nos meterá en un lío mayúsculo de ahí que lo evitamos y todo gracias a un simple semáforo.
Algo similar podría implementarse en los puertos de entrada norteamericanos y dejar atrás lo inútil, oneroso y aparatoso de las ineficientes garitas que tanto afectan a los ciudadanos de ambos países. ¿Sería mucho pedir para la alta y arrogante burocracia norteamericana?
Mensaje especial
Deseamos a nuestros lectores y sus familias una muy feliz Navidad: que la llegada del Niño Jesús lleve a sus hogares mucho amor y espíritu de reconciliación, y que inunde a México de paz y concordia, lo que habremos de necesitar a raudales en 2024.