2022: ¿moda o crisis?
"2022: ¿moda o crisis?", escribe Abril Gámez Avilez en #Allure
Cerramos un año más, aquellos propósitos que no alcanzamos a cumplir se posponen para el siguiente. Tenemos la oportunidad de comenzar de cero, renovar el historial e intentar reparar los errores que cometimos en el pasado. El comienzo de un año nuevo se ha vuelto el ritual perfecto para dar un repaso a los acontecimientos importantes que vivimos en el trayecto.
El 2022 podemos definirlo en las tendencias fuertes que nosotros mismos marcamos, y no me refiero precisamente a las prendas que impusimos, me refiero a la manera en que consumimos, usamos y desechamos, el modo que empleamos para copiar “nuevos” diseños, la moda que se vio marcada por la pandemia, el nuevo estilo que adoptamos en la compra de prendas de segunda mano y el paso que dimos a la moda digital, esto solo por mencionar algunos aspectos que marcaron este año.
Hagamos un repaso de lo que vivimos estos meses:
El fast-fashion: la inevitable moda rápida. Llevamos poco más de dos décadas viviendo en una sobreproducción de ropa, cada año que pasa nos superamos en la aceleración que estamos teniendo como sociedad, nuestro consumo excesivo ha sido casi ineludible ¿no te parece preocupante que exista en el planeta muchísima más ropa de la que nadie va a usar en toda su vida? casi estamos produciendo para nadie, la ropa se está quedando y es un problema que no hemos podido resolver.
Todo el proceso que implica fabricar ropa está acabando con el planeta. Sin embargo, después de la pandemia por Covid-19 organizaciones, asociaciones y personas altruistas comenzaron a pronunciarse al respecto, aunque aún falta mucho camino por recorrer.
Este mismo año surgió una pregunta importante en la industria de la moda: “¿Seguimos innovando o nos quedamos sin creatividad?” La inmediatez que hemos conseguido para obtener al momento lo que deseamos, nos ha orillado al consumo rápido y excesivo. ¿Por qué en 2022 vimos tantas épocas repetidas en las prendas que llevábamos? Las marcas de ropa rápida establecieron una “democratización”, es decir, crearon una moda accesible para todos con la imitación de diseños de marcas de lujo. Un claro ejemplo de esto pueden ser los “zapatos de salón medusa aevitas”, cuando Versace lanzó estos zapatos en una de sus colecciones a la semana tiendas como Zara, Shein o Bershka, sacaron réplicas idénticas, logrando que consumidores sin acceso a las marcas de lujo pudieran obtener prendas, accesorios o zapatos similares a las de sus marcas favoritas pero a un precio costeable.
La pandemia marcó un antes y un después. Durante el confinamiento la comodidad se hizo nuestra mejor aliada. Nunca imaginamos que al iniciar el año del 2020, algunas prendas de nuestro clóset ya no verían la luz en meses, pues optamos por prendas cómodas como pants, ropa holgada o deportiva, joggers, pantuflas e incluso camisetas desgastadas que normalmente no usamos para salir. Ese año dejamos de ver lo superficial en la moda y comenzamos a vestir prendas que nos hacen sentir cómodas y con las que nos identificamos, más allá de lo que digan los demás.
La nostalgia del confinamiento nos devolvió la creación de colecciones pasadas, confirmando una vez más y en pleno 2022 que la moda es cíclica, pues repetimos patrones, colecciones y durante dos años nuestra melancolía se vio implicada en todo lo demás que hicimos, por ello la repetición de tendencias y por esto mismo encontrábamos algunas tendencias en la paca, pues estábamos consumiendo modas pasadas, orillándonos al consumo de segunda mano.
¿Tiene sentido todo esto para ti? Todo tiene un por qué, cada acción que hemos hecho ha tenido una consecuencia, esto nos lleva a sensibilizarnos y adoptar mejores prácticas para el próximo año. El 2023, sin duda será mejor, somos más responsables y capaces. Hoy en día existen organizaciones que nos ayudan a denunciar el abuso masivo de producción en la industria de la moda, además, tenemos el apoyo de miles de personas que se interesan en los temas de sostenibilidad y quieren ayudar al planeta, tú mismo puedes ser parte de este movimiento que alienta a los demás al cuidado de nuestro ecosistema.
Por un 2023 con una industria de moda responsable.