She Inside: un caso más expuesto
"She Inside: un caso más expuesto", escribe Abril Gámez Avilez en #Allure
Existen marcas que por más transparentes que sean con sus consumidores esconden grandes secretos y entre más profundo busques, más escabroso puede ser lo que encuentres. Si leíste o escuchaste acerca del caso Balenciaga, seguramente te estés preguntando cómo confiar en una marca después de haberlo visto todo, pero acaso ¿has escuchado hablar de Shein?
Shein es una marca de moda catalogada como ultra fast fashion, la cual vende prendas en todo el mundo a través de su plataforma online. Esta marca ha crecido exponencialmente en los últimos años, sobre todo en la pandemia, cuando nos vimos obligados a recurrir a las tiendas virtuales.
Para un bien personal la marca puede traer una cantidad de beneficios, ya que por medio de su aplicación ofrece un sin fin de servicios, tales como descuentos, tendencias, cupones, ofertas y sobre todo precios asequibles, lo cual la hace más cercana y accesible a cualquier mercado. Más allá de ser un caso de éxito se ha convertido en todo un fenómeno mundial.
La marca al igual que la alta moda de Balenciaga, esconde un trasfondo que en algunas ocasiones es difícil de ocultar. Este gigante del ultra fast fashion, se ha dado a conocer por diversas polémicas, entre ellas la explotación laboral, la contaminación e incluso el plagio de diseños de artesanos de todo el mundo, incluyendo a nuestro país.
La demanda de la plataforma ha generado grandes dudas sobre su impacto ambiental y sus prácticas laborales. En el año 2020, las ventas de Shein se dispararon en el mercado ocasionando más contratos laborales y por ende, mayor producción, lo cual nos orilla a una gran problemática considerando que la industria textil se posiciona entre las primeras industrias más contaminantes del planeta.
Organizaciones como “Earth” o “Greenpeace” han informado del incumplimiento de políticas para certificar que sus productos son de calidad, ya que se han utilizado químicos peligrosos en la ropa, además de manejar telas sintéticas para mantener los costos bajos, de tal manera que la producción de prendas se pueda mantener a un nivel alto.
Dichas organizaciones no han sido las únicas en revelar sus secretos, pues investigadores de “Public Eye” publicaron un informe en el que se localizaron diecisiete empresas y se consiguió entrevistar a trabajadores de una de las fábricas que produce ropa para Shein. Los empleados revelaron que cumplían jornadas laborales largas, en algunos casos de 11 a 12 horas diarias y teniendo como descanso un día libre al mes.
No hace falta mencionar que en este mismo año, la marca recibió un sin fin de acusaciones por abuso laboral directamente de sus consumidores, pues por medio de videos publicados en las redes sociales de Tik Tok, usuarios reportaban que en las etiquetas de lavado de las prendas se podía leer “Need your help”, traducido al español: “Necesito tu ayuda”.
No se le ha dado mucha importancia al caso, puesto que no se han hecho las investigaciones correspondientes más allá de reportajes de periodistas que desean exponer dichos abusos o ambientalistas comprometidos con el cambio climático.
Enumerar algunos de los problemas que Shein ha venido arrastrando durante años, es solamente un recordatorio para reducir el consumo y una manera de crear conciencia ante la verdadera problemática que conlleva apoyar la moda rápida
Finalmente, gracias a los antecedentes que las marcas van creando podemos deducir cuáles son buenas o no, pero esto no cambia nada si nosotros seguimos apoyándolas. Para poder enfrentar este fenómeno mundial debemos tomar el papel de consumidores responsables, y aunque muchas veces el problema va más allá de nuestras decisiones individuales, no podemos seguir contribuyendo al crecimiento de estas empresas.