Si cae águila gano, si cae sol pierdes
"Si cae águila gano, si cae sol pierdes", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón
Ante lo inevitable de que el Presidente puede imponer en la Suprema Corte a quien se le dé la gana, Lenia Batres Guadarrama y María Estela Ríos González dejaron pasar la decorosa oportunidad de declinar y siguieron en la terna de prospectos para ministras.
Con los cinco votos en la primera vuelta que obtuvo la hermana del Jefe de Gobierno y los vergonzosos dos de la Consejera Jurídica del Ejecutivo, por persistir en el intento lo único que ganaron fue un doble castigo.
Mucho más afortunada fue Bertha María Alcalde Luján.
En la segunda y última oportunidad, Lenia perdió tres votos y la señora Ríos ganó uno más, en tanto que Alcalde Luján se alzó con diez más (obtuvo 68 votos) de los 75 que necesitaba (de un total de 113 senadores presentes).
De manera fatal, AMLO propondrá una segunda terna, en la que supongo insistirá con la hermana de María Luisa (la secretaria de Gobernación).
Ninguna de las tres tiene experiencia judicial, uno de los requisitos que reconoció el propio Presidente, pero es la que tiene sobrados atributos como abogada para conducirse con independencia y optar por cumplir su responsabilidad (que no es otra que velar por la Constitución), más allá de que lo que llegara a aprobar lo que quizá sea del agrado presidencial.
“Tienen que tener como profesión la abogacía, tantos años de haber egresado de una escuela de Derecho, haberse desempeñado con honestidad, tener experiencia en cuanto a la impartición de justicia, en fin…”.
El martes publiqué aquí que los senadores de la oposición debieran conceder a Ana Bertha el beneficio de la duda.
¿Acaso no la ministra Loretta Ortiz, tan identificada con López Obrador, declaró en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara que no respalda al Presidente en la insensata idea de que jueces, magistrados y ministros sean electos por voto popular?
Y ahí están el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá y la ministra Ana María Ríos Farjat, quienes comprometidos con su responsabilidad constitucional han resuelto cuanto se discute en el Pleno con apego a las leyes (lo que les ha valido ser calumniados por AMLO como “traidores” y “conservas”).
Ojalá el único nombre que figure en la nueva terna sea el de Bertha María Alcalde Luján y los senadores de oposición la aprueben.
Están obligados a tomar en cuenta que López Obrador está jugando a ganar ganar, ya que en última instancia, de no prosperar nadie de sus propuestas, tiene la ominosa facultad de designar a la nueva ministra con la misma facilidad que nombra a cualquiera de sus achichincles.
De sus afinidades con la terna desaprobada dice sin empacho:
“Sí están vinculadas, cómo no, y es un orgullo para mí, pero al mismo tiempo es gente honesta, son mujeres honestas, íntegras, incapaces de cometer una injusticia, incorruptibles”.
O sea, lo que más prefiere: “90% de honradez, 10% de experiencia”.
Actúa con la misma lógica de los vivales que a la hora del volado quieren abusar del merenguero: “si cae águila gano, pero si cae sol pierdes…”.