El deshonroso 'triunfo' de Yasmín

"El deshonroso 'triunfo' de Yasmín", escribe Carlos Marín en #ElAsaltoalaRazón

“Hoy queda aclarado y concluido lo que fuera un infundio”, escribió en X la ministra Yasmín Esquivel, tergiversando la resolución judicial que amordaza a la Universidad Nacional Autónoma de México sobre el plagio de su tesis profesional que descubrió el académico Guillermo Sheridan.

“Siempre he sido defensora y respetuosa del Estado de derecho, así como orgullosa egresada de la UNAM, mi alma mater”, afirma, luego de que el Quinto Tribunal Colegiado federal en materia Administrativa resolviera silenciar a la máxima casa de estudios.

El fallo sin embargo no exonera de plagio a la señora, sólo refrenda que no se le puede retirar el mal habido título de licenciada en Derecho.

Ni jurídica ni moralmente Yasmín ha ganado nada y menos demostrar que sea un “infundio” el señalamiento de su plagio y sin embargo hay el riesgo de que se trepe a la presidencia de la Suprema Corte por “elección popular”.

Si tan segura estuviera de que no se aprovechó de un texto ajeno para titularse (ni de otros trabajos para doctorarse en la Universidad Anáhuac, como también se descubrió), ¿por qué se opone a que el Comité de Ética dé a conocer sus conclusiones?

Ha recurrido a todas las argucias y usado la influencia de su amistad con López Obrador para impedir que se conozca el veredicto, pero el público tiene derecho es conocer las conclusiones del Comité de Ética sobre el plagio de la tesis.

Resignada, la UNAM apechugó:

“Consecuente con su irrenunciable apego a la ley y el respeto al Estado de derecho”, dice, acatará en sus términos la resolución que la instruye “a dejar sin efecto cualquier acto o procedimiento que vulnere los derechos” de Yasmín Esquivel.

No obstante, considera que “el fallo judicial constituye una interferencia flagrante e inadmisible a la autonomía y la legislación universitarias. Establecer prohibiciones al actuar de los órganos universitarios, como el Comité Universitario de Ética, desde espacios ajenos a la academia, representa también un atentado a la libertad de expresión y al derecho a saber de la comunidad universitaria y de la sociedad en general”.

La UNAM, explica, dio seguimiento “y agotó todos los medios legales a su alcance en contra de los recursos promovidos por la exalumna, para que el Comité de Ética universitario cumpliera con su derecho y con la obligación moral y legal de hacer público el resultado de su trabajo. Para la Universidad, la buena voluntad de las partes y particularmente la ética de sus estudiantes y profesorado son valores que deben prevalecer en todos los trámites y procesos académicos. Esta casa de estudios ha llevado adelante un proceso de revisión y actualización de su normatividad interna que le permite realizar el análisis y los trámites correspondientes dentro de los cauces universitarios, para dirimir los asuntos relacionados con la integridad y honestidad académicas”.

Buena voluntad, ética, integridad y honestidad académicas no están en la tabla de valores de la señora Esquivel…

Carlos Marín

cmarin@milenio.com