Marcelo de regreso

Me podrán intimidar tantito, pero no ahuyentar.
Florestán.

De las últimas veces que pude hablar con Marcelo Ebrard fue en la boda de Alonso, hijo de un queridísimo y admirado amigo, Juan Ramón de la Fuente, en el otoño de 2011, cuando al saludo cercano de ¿cómo estás? le respondí que decepcionado.

-¿Por…? –me repreguntó.

-Porque me dijiste que ibas a luchar con todo por tu candidatura presidencial y dejaste pasar a Andrés Manuel.

-Fue la encuesta…
-No me digas Marcelo que tú perdiste una encuesta en la Ciudad de México estando en lo más alto de reconocimiento como jefe de Gobierno…

-Fue la encuesta -insistió. Además, yo no iba a ser el factor de ruptura de la izquierda. Ya vendrán otros tiempos…

-No, -le rebatí- en esto sólo hay una vez en la vida aunque Andrés Manuel vaya por la segunda, que luego en 2018 sería por la tercera y definitiva.

La elección presidencial de 2012 la ganó Enrique Peña Nieto sin discusión, a diferencia de 2006 y los siguientes seis años fueron los más difíciles de su vida. Dejó el país con su esposa y sus hijos para volver, cinco años más tarde para ser factor en la campaña de López Obrador que lo llevó a la Presidencia.

A su triunfo, lo designó Secretario de Relaciones Exteriores, cuando los suyos miraban y no sin razón, hacia Bucareli. Desde la cancillería operó discretamente hasta que estalló la crisis Trump que dio a México un ultimátum para establecernos aranceles progresivos del 5% al 25% a partir del lunes pasado.

López Obrador respondió a Trump con una carta y el envío de una misión a Washington encabezada por Ebrard para impedirlo, lo que logró en una semana de conversaciones y tres días de negociaciones que concluyeron con el aplazamiento de las tarifas condicionado a que el Gobierno de México contuviera en Chiapas las corrientes migratorias de Centroamérica.

Ebrard volvió, con su capacidad de negociación política y de comunicación mediática, a sus niveles de antaño, lo que no quiere decir que su futuro esté definido, cuando hoy no está claro el de nadie, dándole al Gobierno del presidente López Obrador una victoria que hace diez días no tenía.

Y por eso se puso a la cabeza de un gabinete que no se atreve a levantarla.

RETALES
1. PAPELITO.- Es de no tomarse en serio que Trump trajera en el bolsillo el documento secreto firmado por la cancillería mexicana cuando se sabe que con él no hay secreto que dure. Pero es campaña;

2. MEDICINAS.- Resulta preocupante la incapacidad oficial de abastecer de medicinas a todo el sector salud, cuando van tres atrasos en la convocatoria de la Secretaría de Hacienda. Y ya no hablemos de la distribución; y

3. VIENE.- En unos cinco días viene un escándalo de farmacéuticas y distribuidoras de medicinas documentado por el Sistema Anticorrupción del Estado de Jalisco. A ver hasta dónde llega. Igual hasta una residencia en Bel-Air, California
Nos vemos mañana, pero en privado.

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