Medio Oriente en llamas a un año del ataque del 7-O

"Medio Oriente en llamas a un año del ataque del 7-O", escribe Irene Selser en #Entrevías

Al momento de escribir estas líneas, la tensión en Medio Oriente se intensificaba a un año del ataque terrorista del grupo islamista palestino Hamás el 7 de octubre de 2023 contra una decena de kibutz (comunas agrícolas israelíes) en la frontera con Gaza, que dejó mil 200 muertos y más de 250 secuestrados ese día. Este lunes las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) anunciaron el inicio de una operación terrestre en el sur de Líbano tras los ataques de Irán y su principal aliado, el movimiento chií libanés Hezbolá con misiles y cohetes contra el norte de Israel, en respuesta a su vez al asesinato el 27 de septiembre del líder histórico de Hezbolá, Hassan Nasralá (64) en un ataque aéreo de las FDI en un suburbio cerca de la capital libanesa.

Hezbolá es considerado el “brazo paramilitar” de Irán en su rivalidad con Israel y la muerte de Nasralá supone sin duda un golpe contundente contra esa fuerza político-militar, concebida en 1982 por clérigos musulmanes y financiada principalmente por Teherán. Las FDI dijeron que aprovecharon una reunión de los dirigentes de Hezbolá en su cuartel general en Dahiyeh, en el sur de Beirut, para realizar el ataque. El premier israelí Benjamin Netanyahu celebró ese mismo viernes la muerte de Nasralá, que coincidió con la 79ª Asamblea General de la ONU en Nueva York. En su discurso Netanyahu reiteró que su gobierno se mantiene firme en sus metas: “eliminación de Hamás, retorno de todos nuestros rehenes y regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares”, en alusión a más de 40 mil israelíes desplazados por los ataques de Hezbolá.

El veterano mandatario que acumula 17 años en el poder en tres mandatos, confió en que la exhibición de fuerza de Israel puede ayudar a forjar lazos con nuevos aliados en el área y aseguró que su país “está ganando”. “Cuando ordené el asesinato (de Nasralá) sabíamos que toda una nación respaldaba esta decisión (…) estamos en una época de días de grandeza, pero también de días desafiantes. Estos son días grandes porque estamos cambiando la realidad estratégica en Medio Oriente”, dijo en la ONU Netanyahu, cuyo desempeño en la gestión de la guerra en Gaza es considerado “malo” por 58% de los israelíes, según sondeos. De hecho, miles de israelíes han protagonizado marchas contra Netanyahu por considerar que no se ha ocupado realmente en gestionar la liberación de los secuestrados por Hamás.

Y mientras resulta difícil predecir si la región se encamina a una “guerra total”, como dijo temer el presidente estadounidense Joe Biden o si el Líbano puede convertirse en una nueva Gaza, según el titular de la ONU, António Guterres, en la estrecha franja de tierra de apenas 360 km² donde antes del 7-O vivían hacinados unos 2.2 millones de palestinos, un año de ofensiva militar de Israel ha dejado más de 41 mil muertos directos, en su mayoría mujeres y niños, miles de heridos y mutilados, y 85% de los gazatíes desplazados, de acuerdo con el Centro de Investigación en Relaciones Internacionales (Cidob), con sede en Barcelona. El Cidob cita un artículo de la revista médica británica The Lancet que afirma que las muertes vinculadas con el conflicto (desnutrición, falta de asistencia sanitaria, etc.) habrían alcanzado a 186 mil en junio. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya concluyó en tanto que no se pueden desestimar los cargos contra Israel por “genocidio” en Gaza.

En lo que bien podríamos llamar la “primera guerra de la Inteligencia Artificial”, las fuerzas de Israel están usando por primera vez a gran escala la IA en sus sistemas aéreos y navales, así como municiones inteligentes para maximizar las bajas y mantener la precisión contra sus blancos gracias a programas ya mencionados por la prensa internacional como Lavender (lavanda), capaz de seleccionar en forma automatizada e inédita las víctimas humanas de los bombardeos, o el programa Habsora que identifica los lugares potencialmente utilizados por Hamás, junto a una nueva generación de bombas antibúnker y drones “suicidas” proporcionados por Estados Unidos.

Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, las FDI son “uno de los ejércitos más capaces y eficaces del mundo y ha convertido a la industria militar y al sector tecnológico israelíes en uno de los mayores exportadores de capacidades militares del mundo”. Frente a esta abrumadora potencia de fuego dirigida “indiscriminada e intencionalmente” contra la población civil palestina, según Natalie J. Goldring, profesora visitante en la Escuela Sanford de Política Pública de la Universidad de Duke, y la destrucción de la Franja de Gaza convirtiéndola en un sitio inhabitable, la pregunta sigue siendo cómo es que las FDI no fueron capaces de impedir los sangrientos ataques del 7-O, preparados durante meses por Hamás prácticamente ante sus narices, si es que acaso no los detectaron. Al respecto, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) estima que se trató de un fallo inaudito de su inteligencia, al no haber advertido “el complot terrorista más costoso de la historia”.


Irene Selser

iselser@yahoo.com