La pareja de la ignominia
"La pareja de la ignominia", escribe Raymundo Riva Palacio en #EstrictamentePersonal
Tan patán Ricardo Monreal se comportó la semana pasada ante la opinión pública, como desnudo quedó, mostrándose como un personaje abyecto y rastrero cuando le pegaron un manotazo sobre la mesa. La charlatanería del coordinador de Morena en la Cámara de Diputados se topó con la palabra de la presidenta Claudia Sheinbaum que le recriminó el uso de helicópteros privados, indigna actitud de quien ha presumido la austeridad de la cuatroté.
Hace meses que la opinión sobre Monreal viene a la baja, sobre todo después de que sus arranques de dignidad se esfumaron cuando salió agachado de Palacio Nacional después de una plática con el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Entonces, su voz autónoma se volvió la de un merolico del poder, que no le importó porque la victoria de Morena en las elecciones presidenciales le permitió ocultar sus debilidades y, como a muchos de sus correligionarios, el poder lo emborrachó.
El episodio del helicóptero lo dejará marcado. Se hizo público cuando circuló el video donde se aprestaba a tomarlo acompañado del diputado Pedro Haces. Cuestionado por la prensa, el insuflado zacatecano dijo que usaba helicópteros desde sus tiempos de gobernador cuando había emergencias y para que no hubiera duda, agregó que lo seguiría haciendo seguido porque no era hipócrita. Tenía razón. No era hipócrita sino cínico. También mentiroso. Cuando Sheinbaum cuestionó su actitud, bajó la cabeza y ofreció disculpas, reconociendo que no viajaba por una emergencia, sino para acompañar a un “entrañable amigo”, que no identificó, aunque el único con el que se vio era su entrañable pareja Haces.
Ellos forman la pareja de la ignominia y desde hace varios años tienen una complicidad abierta. Haces ha difundido sin recato imágenes donde lo lleva a lugares donde se derrocha dinero y alcohol bajo la música de grandes bandas, así como a sus fiestas en su el cortijo “Santa Martha”, en el Ajusco, que quienes lo conocen hablan de la vulgaridad y mal gusto de la propiedad, vigilada por hombres con armas largas prohibidas en México, similares a las que empleadas por narcotraficantes.
Haces tiene un historial oscuro. Su nombre aparece en el expediente en la Corte del Distrito Sur en Brooklyn en contra del exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, juzgado y condenado por narcotráfico. Veytia estaba asociado al cártel de los hermanos Beltrán Leyva, que se vinculó con el Jalisco Nueva Generación en 2014, cuando estaba creando negocios legítimos y legales, como el de los materiales de construcción -donde se ha metido el diputado para participar en la construcción del Tren Maya- y lo mencionó casualmente, no como denuncia, como un enlace con esa organización. Aunque imputado en Estados Unidos, no ha sido indiciado en ningún juicio, cuando menos que se sepa oficialmente hasta ahora. En México, por supuesto, todo ello le hizo lo que el viento a Juárez.
Haces ha tenido el blindaje político de Monreal, que lo apoya para convertir la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), que fundó, en una nueva central sindical que remplace a la priista Confederación de Trabajadores de México, la CTM. Su complicidad es tan sólida que para neutralizar a Alfonso Ramírez Cuéllar y Gabriela Jiménez, a quienes quería Sheinbaum que fueran los vicecoordinadores de la bancada en el Congreso, le creó a su camarada de juergas una supercoordinación por encima de ellos. Ha sido un desastre, por lo que un par de semanas antes del episodio del helicóptero, se comprometió con Palacio Nacional que desaparecería ese puesto. Hasta ahora, ni con el escándalo a cuestas lo ha hecho. ¿Qué le debe a Haces? ¿Qué tanto le da? Monreal lo presume, pese a que el diputado huele a gas.
En diciembre de 2021, la corresponsal del periódico Imagen del Golfo, propiedad de José Pablo Robles Martínez, gran amigo de López Obrador, le preguntó en la mañanera sobre las amenazas y las extorsiones de tres sindicatos en los complejos petroquímicos de Veracruz. López Obrador reconoció las prácticas indebidas e ilegales de sindicatos charros y agregó, sin que nadie le preguntara, que un sindicato que vendía grava de mala calidad, había afectado la construcción del canal transístmico. Se refería a la Catem, que es uno de los principales proveedores de ese material para el Tren Maya en el sur del país, la construcción que cambió la plusvalía de la tierra y la convirtió en territorio en disputa entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, con quien los Beltrán Leyva han tenido contacto hace casi 10 años.
Haces es un fierro caliente y sus excesos y protagonismo lo han llevado a una situación cada vez más incómoda. El episodio del helicóptero subió el calor contra los dos y revivió las preguntas del origen de su dinero. Nadie duda que Haces tiene mucho, pero no se sabe con certeza su origen. Se conoce de su afición a la tauromaquia y fundó dos ganaderías bravas. Creó también Don Bull Productions México hace casi un cuarto de siglo, que promueve eventos de toros. Hace dos años se asoció con el controvertido empresario taurino español de origen francés, Simón Casas, con quien administra la plaza de toros de la catedral taurina de Las Ventas, en Madrid y dos de las cinco plazas más importantes de Francia.
El millonario líder sindical y diputado no es del agrado de Sheinbaum. Desde la campaña presidencial procuraba estar lejos de él, pero Monreal, sin consultarlo con su equipo, lo subía a los templetes en los mitines. Esta pareja sufrió un fuerte revés con el tema del helicóptero, pero paradójicamente no por haberlo utilizado, sino por como Monreal respondió a la prensa, palabras más, palabras menos, con un háganle como quieran que seguiré volando si no sale del erario. Haces salió al quite y dijo que “el que trabaja, anda por cielo, mar y tierra, trabajando por la gente”. Días después, se revelaron como un par de farsantes.
Sheinbaum lo puso en su lugar, pero falta que los ponga en su lugar. No será por ahora con Monreal, pero el tiempo parece haberle llegado a Haces.
Raymundo Riva Palacio
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