Compasión en medicina

"Compasión en medicina", escribe Arnoldo Kraus en #ColaboraciónEspecial

En el ejercicio de la medicina, la ética del cuidado es central. A partir de algunos textos, elaborados sobre todo por mujeres -no los denominaré "feministas"- la ética podría dividirse en dos: la masculina, avocada a derechos y obligaciones; la femenina, interesada en atender. De acuerdo a la psicóloga Carol Gilligan, las mujeres manejan y saben utilizar una "voz del cuidado", voz empática, no basada en la "primacía y universalidad de los derechos individuales, sino en un fuerte sentido de responsabilidad". En otros escritos afirma que los hombres tienden a abrazar una ética de justicia y derechos enfocada a resolver conflictos, mientras que las mujeres ejercen una ética dirigida a velar y atender, centrada en las necesidades, la protección y la prevención de daños. La ética del cuidado radica en cuidar y ocuparse de otros. Algunos eticistas consideran la compasión como el preludio del cuidado. Del cuidado de los enfermos se han escrito, sobre todo tiempo atrás, diversos textos. Acompañar es la palabra central. En tiempos del homo tecnológico las máquinas suplen al ser humano. A pesar de las y los robots sexuales, a pesar de las conquistas, para unos inmensa, para otros cuestionable, de la inteligencia artificial, aunque se dice que pronto las nuevas frankensteins, serán empáticas cuestiono dicha posibilidad. En los próximos años o el ser humano se convertirá en máquina o las máquinas se humanizarán. Cuestión necesaria. Cavilar en dicha querella vale la pena.

La compasión es una virtud indispensable en el ejercicio de la medicina, cualidad, subrayo, no vinculada con preceptos religiosos. Los médicos y enfermeras que no son compasivos suelen no satisfacer las necesidades de los pacientes. Vulnerabilidad, fragilidad y dependencia(s) son algunas características de las personas enfermas. Esas circunstancias, amén de medicamentos eficaces y estudios ad hoc, requieren compasión y escucha. Transferencia y empatía son fundamentales; sumarlas deviene en compañía; sumarlas le permite al enfermo y a sus seres cercanos entregarse al personal médico. Cuando se padece, "entregarse" es pócima incomparable.

Los pacientes se sienten cobijados cuando se les escucha y entiende, cuando, como dice Gilligan, se les cuida y sus sensaciones y miedos son atendidos. De acuerdo a Beauchamp y Childress, estudiosos de la ética médica, "la compasión es el preludio del cuidado". Quienes ejercen la medicina priorizando la clínica sobre la tecnología, entienden que la compasión se ocupa del dolor, la discapacidad, el sufrimiento y las miserias de las personas enfermas y no sólo del diagnóstico definitivo de la enfermedad.

La compasión es una gran virtud. Sin ella, sin ejercerla, el médico receta y diagnostica, pero no necesariamente cumple. Como en tantos rubros vinculados con la esencia del ser humano,  empatía, solidaridad, acompañar -no abandonar-, identificación, responsabilidad y otros valores, el ser compasivo se forma en casa, en las calles de la infancia, en la escuela, al lado de la familia cercana y se fortalece con el correr de la vida imitando a seres que ejercen esa virtud. Bien lo dice Chokyi Nyima Rinpoche, lama tibetano: "El budismo define la compasión como el deseo sincero de aliviar el sufrimiento de otra persona. Este deseo de aliviar el dolor de otra persona incluye no sólo su experiencia presente de malestar, sino también la causa del sufrimiento, las razones subyacentes por las que no está bien. Este tipo auténtico de hacer sentir mejor a los demás y de que no sufran es en lo que consiste la compasión".

Reto inmenso: compasión versus homo tecnológico.

Arnoldo Kraus

Médico y escritor