Continuó la desaceleración en enero
"Continuó la desaceleración en enero", escribe Pablo Álvarez Icaza Longoria en #ColaboraciónEspecial.
El viernes pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer los resultados del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de enero. Contrario a lo que se esperaba, cayó 0.6% respecto a diciembre por lo que registró una racha de cuatro meses consecutivos de caída, reportando un bajo crecimiento en variación anual de 1.1%, prolongando la desaceleración presentada durante el cuatro trimestre.
Inegi había divulgado el pasado día 20 el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) de febrero, que son estimaciones econométricas oportunas del IGAE, estableciendo que se había mantenido sin cambio en enero y con una variación anual de 2.2%, que contrastó con 1.1% observado. A su vez, el IOAE prevé un alza mensual del IGAE en febrero de 0.3% y en variación anual de 2.4%.
Cabe comentar, que el IOAE no toma en cuenta las actividades primarias y que los datos de las actividades secundarias de enero ya eran observados creciendo 1.9% en variación anual, por lo que la diferencia recayó básicamente en las terciarias, por su gran peso relativo en el total de la economía.
Las actividades primarias disminuyeron 12.9% en enero respecto a diciembre y 7.3% en variación anual. Por su parte, se había estimado un crecimiento anual de 2% de las actividades terciarias, cuando en realidad sólo aumentó 1.1%, similar al alza del IGAE. Esto es, a pesar de la drástica caída de las actividades primarias, cuyo peso en valor agregado en 2023 fue de 3.6%, lo determinante fue el desempeño de las terciarias, cuya participación fue de 62.3%, mientras que las secundarias lo hacen con 34.1%.
Varias lecciones se desprenden de lo anterior: 1) hay que tomar con reservas las estimaciones del IOAE, en un pasado algunos analistas consideraron caídas y resultó lo contrario, 2) los sondeos de opinión empresarial referentes a incrementos de pedidos que anticipan mayor actividad a veces tardan un poco en materializarse, y 3) resulta pertinente no sacar conclusiones precipitadas.
Algunos indicadores, como el índice adelantado anticipaban mayor actividad, pero tampoco nos dicen el momento preciso en que esto ocurrirá. En este sentido, a pesar de los resultados desfavorables del IGAE en enero, sigo esperando una reactivación de la actividad económica en febrero como lo comenté hace dos semanas. Por ende, coincido con quienes señalan que sería prematuro revisar estimaciones a la baja del PIB.
Por su parte, ayer se difundieron las cifras oportunas de la balanza comercial de febrero. Las exportaciones totales desestacionalizadas reportaron un incremento mensual de 4.24%, como resultado de alzas de 4.44% de las no petroleras y de 0.9% de las petroleras. El mejor desempeño lo tuvieron las automotrices con un incremento de 7.93%. Sin embargo, lo más destacado fue que la tendencia-ciclo de las manufactureras retoma su trayectoria de alza, especialmente en el segmento no automotriz, que era el que había presentado poco dinamismo en un pasado reciente.
A su vez, el mayor dinamismo de las importaciones, con un alza mensual de 6.91%, puede estar reflejando una mayor actividad de la economía interna. Esto lo observamos de manera más clara en las series tendencia-ciclo de los bienes intermedios y de capital, más vinculados al aparato productivo. Adicionalmente, a pesar de los altibajos que han registrado las compras al exterior de los bienes de consumo, su tendencia sigue siendo al alza, mostrando que el mercado interno continúa teniendo un desempeño favorable.
También los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en febrero anunciados ayer, muestran un favorable dinamismo del mercado laboral mexicano, que se refleja en la actividad económica, cuyo dinamismo ha sido frenado por una política monetaria restrictiva.
Regresando al tema del IGAE, si bien la caída de las actividades primarias no tuvo tanto impacto en el desempeño de la actividad total, no deja de ser preocupante por los impactos económicos y sociales que conlleva. Las hela das y sequías que se han acentuado con el cambio climático afectan la producción agropecuaria, por lo que podrían ocasionar un repunte en los precios de estos bienes afectando la inflación y complicando la tarea del banco central.
A pesar del ligero incremento de la inflación al consumidor a 4.48% en variación anual registrado en la primera quincena de marzo, no podemos señalar que se ha roto la tendencia a la baja. Cabe destacar que la no subyacente pasó de 3.42% en la segunda quincena de febrero a 3.84% en la primera de marzo influída por una significativa alza quincenal de 1.82% de los pecuarios, aunque su variación anual sigue siendo negativa (-0.83%).
Por lo que respecta a la subyacente, el ligero rebote a 4.69% se explica por el componente de otros servicios que incluye loncherías, fondas y taquerías, restaurantes y similares, servicio de telefonía móvil, mantenimiento de automóvil, consulta médica, servicios turísticos en paquete, entre otros, el cual pasó de 6.39% a 6.85%.
En este sentido, me parecen exageradas las críticas de los analistas que consideran que fue un error que la Junta de Gobierno del Banco de México disminuyera la tasa objetivo a 11%, decisión que no se reflejó en el tipo de cambio, porque ya estaba descontada por los inversionistas. En este sentido, la autoridad monetaria seguirá monitoreando el comportamiento de la inflación, especialmente de la subyacente, por lo que no descarto que baje otros 25 puntos base en la próxima reunión del 9 de mayo.
En conclusión, esperaría una desaceleración de la economía, pero hasta el segundo semestre; la parte positiva es que ello contribuiría a que la inflación confirmase la tendencia descendente y por ende a la baja de la tasa de interés de referencia.