Tiempos de crisis y mezquindad

"Tiempos de crisis y mezquindad", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras

Con el anuncio ayer de la Suprema Corte de Justicia, de que su pleno de ministros discutirá el próximo martes la constitucionalidad de la reforma al Poder Judicial, crece más el escenario de una posible crisis constitucional entre los tres poderes de la República. Porque al mismo tiempo que la Corte se apresta a emitir un fallo (a partir del proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara, que invalida la elección de jueces y magistrados por voto popular), la mayoría de Morena en el Poder Legislativo apura y acelera la aprobación de sus controvertidas reformas, como la de la "supremacía constitucional", mientras los líderes parlamentarios del oficialismo amenazan con desconocer y no acatar un fallo adverso a su reforma judicial.

Es como si, habiendo en el país problemas lacerantes y mucho más apremiantes como la inseguridad, la violencia o el mal servicio de salud pública, por mencionar sólo algunos, a los titulares de los poderes que nos gobiernan les ocupan más sus caprichos y obsesiones, por los que están enfrascados en una especie de "carrera de la muerte", en la que todos quieren ganar, imponerse y aplastar al otro, aun a riesgo de desbarrancarse y sin reparar ni preocuparse de los efectos que tendría una crisis de constitucionalidad en la que se enfrenten y se desconozcan la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión y el Poder Judicial federal.

Y en medio de la envenenada polarización y el choque de poderes, herencia maldita del que se fue, pero nos heredó la discordia y la confrontación, aflora también la mezquindad y la falta de estatura política. Porque si los ministros, en una jugada política y jurídica, empiezan a presentar sus renuncias al cargo, con fecha de agosto del próximo año, la Presidenta se molesta y les reprocha que renuncien "porque quieren cobrar su haber de retiro, que es un montón de dinero". Como si la doctora fuera a pagar de su bolsa y no del dinero de los contribuyentes, la liquidación que por ley les corresponde a las ministras y ministros que ella y su partido decidieron correr de forma intempestiva y sin mediar ninguna falta grave en el desempeño de su encargo.

A la mezquindad de Palacio Nacional se suma el presidente del Senado, el polémico senador Gerardo Fernández Noroña, quien amenaza con "no aceptar" la renuncia de los ministros a los que él también y todos los senadores y diputados de Morena corrieron y despidieron mucho antes de que terminara su encargo, para cumplirle el capricho y la venganza del habitante de Palenque. Y mientras, el líder de los diputados oficialistas, Ricardo Monreal, amenaza con no acatar un posible fallo adverso de la Corte, desconociendo las facultades del Poder Judicial para revisar la constitucionalidad de las leyes y las reformas a la Carta Magna, facultad que por cierto él mismo invocaba y reconocía en una controversia constitucional que presentó en 2014 en contra de la reforma eléctrica de Peña Nieto.

Según la Ley Federal del Trabajo, regulada por el artículo 123 constitucional, a cualquier empleado o trabajador que se le despida de manera injustificada o si el empleador cancela de manera intempestiva su contrato de trabajo, se le debe liquidar conforme a la ley. Eso aplica tanto para los trabajadores del sector privado, como a los del sector público. Y en el caso de los ministros de la Suprema Corte, dentro de la normatividad interna que los regula, está estipulado que en caso de retirarse del cargo por su propia voluntad o, como en este caso, de manera forzada, tendrán derecho a una liquidación, denominada "haber de retiro", que incluye una cantidad por concepto de pago, además de una pensión vitalicia proporcional al tiempo en el que desempeñaron el cargo.

¿Cómo es que eso, que es un derecho constitucional y legal, que además está contemplado en la misma reforma judicial, se los quieren escatimar o lo utilizan para cuestionar y denostar a los ministros a los que, literalmente, los despidieron sin causa justificada los legisladores y el presidente que propusieron reformar al Poder Judicial? No cabe duda que corren tiempos de mezquindad en la política y la vida pública de México, en donde además se siente una falta de estatura política y de generosidad de los que detentan el poder y las mayorías, quienes no conformes con imponer su voluntad e ignorar todo cuestionamiento o crítica, ahora también se regodean tratando de humillar y sobajar a los representantes del Poder Judicial.

Dice la vieja máxima que hay que ser digno en la derrota y magnánimo en la victoria. No les vendría nada mal a los que hoy se ensoberbecen con el poder y creen que este les será eterno, recordar a Churchill y de pasada acordarse de cuando ellos fueron oposición y representaban a las minorías. Porque dice bien el dicho que los verdugos de hoy serán las reses del mañana y a esta República le vendría bien atenuar la soberbia de los gobernantes y hacer a un lado la mezquindad que hoy se practica... Los dados mandaron Escalera doble. Mejora el tiro y la semana.