Chocan AMLO y Sheinbaum por el Plan C
"Chocan AMLO y Sheinbaum por el Plan C", escribe Salvador García Soto en #SerpientesyEscaleras
La primera diferencia entre el presidente López Obrador y la doctora Claudia Sheinbaum se hizo público este 7 de junio, cuando las visiones del Presidente y de su próxima sucesora chocaron sobre los tiempos y las formas para debatir y aprobar el llamado Plan C que busca modificar a la Suprema Corte de Justicia y anular o desaparecer a varios órganos autónomos constitucionales. Porque mientras la Presidenta electa operaba con su equipo para tranquilizar a los mercados y ofrecía un proceso de “parlamento abierto” antes de discutir esas reformas, el actual mandatario insistía en que se aprueben sus iniciativas constitucionales en septiembre, con la mayoría de Morena, “porque es más importante la justicia que los mercados”.
El choque entre AMLO y la doctora hizo que se ahondara, aún más, la abrupta caída del peso y el nerviosismo de los mercados financieros, que provocó el jueves al mediodía el diputado morenista Ignacio Mier, con su irresponsable balandronada de amenazar con que en septiembre, apenas se instale la nueva Legislatura del Congreso de la Unión, Morena usaría sus mayorías para aprobar las 18 reformas constitucionales que ya le habían sido rechazadas al Presidente, pero que ahora pretende que se aprueben en el último mes de su mandato con el voto de las bancadas oficialistas.
Apenas el Presidente declaraba por la mañana que sí va su controversial reforma judicial -con la que busca despedir a los actuales integrantes de la Corte para elegir a una nueva integración por medio del voto ciudadano- y que lo hará a cualquier costo porque “la justicia está por encima de los mercados”, y el “super peso” que tanto presumía Andrés Manuel, pasaba la barrera sicológica de los 18 pesos para ubicarse en 18.33 por cada dólar, agudizando su caída. De nada valió que en la víspera la doctora Sheinbaum saliera a operar, junto con su próximo Secretario de Hacienda, para mandar mensajes de tranquilidad a los mercados, platicando incluso vía telefónica con la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
Porque el Presidente no sólo contradijo públicamente a su sucesora electa, al insistir en que sí se aprobarán sus reformas en lo que le resta a su sexenio, “porque son en beneficio del país y de los mexicanos”, sino que además amenazó a las clases medias y a los que él llamó “los promotores del nerviosismo”, con que “les va a ir mal” si compran dólares y si continúan agitando a los mercados financieros porque podrían enfrentar investigaciones de corrupción: “Primero un consejo a los promotores del nerviosismo, porque no es mano invisible del mercado: que le piensen porque es conveniente para el país y que no olviden que si nos ha ido bien y les ha ido bien a ellos, es porque no se ha permitido la corrupción y porque México es un país que mantiene invariable su respeto a la Constitución a las leyes, no hay expropiaciones, no se actúa de manera autoritaria, acaban de haber elecciones, las más limpias y libres en la historia”, dijo el mandatario.
Y luego le pidió a “la gente, los de clase media, no vayan a hacer caso a gente inexperta, esto que, ya no los voy a mencionar, pero que recomendaron comprar dolaritos porque les va a ir mal”. El Presidente insistió en que su reforma judicial es necesaria para “purificar la vida pública de México” y acusó a los “que se sentían dueños de México”, aludiendo a los empresarios y a los hombres más ricos, de estar alarmados por sus reformas: “¿cómo se va a reformar el Poder Judicial y mis jueces y mis magistrados y mis ministros y ahora quién me va a ayudar en mis transas?” y los acusó de tener miedo a que el pueblo elija a los jueces, magistrados y ministros.
Así que, por más que López Obrador repita que él va a respetar la autonomía de la primera mujer Presidenta y que jure y perjure que acabando su sexenio no buscará influir en sus decisiones, la realidad demuestra que el Presidente saliente no quiere dejar de decidir hasta el último día de su mandato, aunque eso signifique que en los tres meses y medio que aún restan para la transición de poderes, podría estar complicando aún más las cosas a Claudia Sheinbaum con decisiones y declaraciones que le pueden generar turbulencia financiera y probablemente hasta una crisis financiera a la presidenta entrante.
Eso sin contar que no se ve nada bien que, mientras la doctora se esfuerza por operar y mandar mensajes de tranquilidad, tanto a los mercados financieros como al resto de los mexicanos usando un tono conciliador y de diálogo parlamentario antes de discutir y votar cualquiera de esas reformas constitucionales, el Presidente insiste en provocar e incendiar a los mismos mercados con sus arranques, amenazas y declaraciones que pretenden intimidar a quienes, según él, están atizando la inestabilidad financiera.
Para decirlo claramente: en los tres meses con 24 días que le quedan a este sexenio, podríamos ver aún varios choques que pronostican que la idea de una lealtad ciega y absoluta podría terminar en diferencias cada vez mayores entre el maestro y la alumna. Y si el Presidente insiste, durante esta transición, en desautorizar y destejer lo que su sucesora intenta conciliar, abriría una ruta para un distanciamiento que sería la antesala de una ruptura que, en la historia del presidencialismo mexicano, siempre termina siendo necesaria para que se afiance y consolide la nueva presidencia y que podría ocurrir incluso antes de que llegue el 1 de octubre. Los dados mandaron Escalera Doble. Primera semana de la transición y las aguas se agitan.