Nación Comca’ac festeja el Año Nuevo Seri
Una fiesta ancestral que celebra la vida, pues es el período del florecimiento y la reproducción.
El Año Nuevo Seri es una celebración propia de los pueblos Comca’ac, quienes habitan en Punta Chueca y Desemboque, Sonora. Mientras está en marcha, las puertas de la casa de la 'gente de arena', o Seris, nombre que la Tribu Yaqui les confirió, permanecen abiertas por única ocasión en el año para recibir a visitantes de todo el mundo y mostrar y compartir su vida.
“Son los únicos días en que la puerta del pueblo Comca’ac está abierta. Es el tiempo en el que la gente puede entrar y conocer nuestra vida: qué estamos haciendo, cómo queremos hacer las cosas. Mucha gente habla de nosotros, los seris esto, lo otro, pero no es así. Nosotros somos personas inteligentes que respetamos a la naturaleza y a las personas”, compartió Enrique Robles Barnett, presidente del Consejo de Ancianos.
El respeto a la naturaleza y la inteligencia de la que brota, según expresó Robles Barnett, que encarna la máxima autoridad dentro de la comunidad, son el fundamento de la celebración que toma lugar el 30 de junio y el 1 de julio.
“Es una fiesta, una ceremonia ancestral. Nuestros antepasados hacían la celebración del año nuevo en estos meses porque el ecosistema comienza a florecer y germinar. La vida marina en estos meses se reproduce y nosotros aquí sabemos cuáles son las estaciones de la reproducción de diferentes especies, como el camarón, la almeja o el callo. Nosotros respetamos eso”.
Dentro de la liturgia, se conserva un acto que resulta familiar a los visitantes del exterior por su similitud con tradiciones de occidente: el izamiento de la bandera Comca’ac, cosa que este año se realizó a las 18:30 horas. La voluntad de repetir el ritual nace de un ánimo conciliador iluminado por una historia de conflicto.
“Nosotros en otros tiempos siempre estábamos guerreando, el hombre blanco y el indígena. Pero esos tiempos ya pasaron y nosotros tenemos una bonita armonía y por eso izamos la bandera, indica que hay una gran paz entre el pueblo mexicano y el Comca’ac”, recordó el presidente del Consejo de Ancianos.
¿Qué se observa?
Más allá del fondo político y cultural de la celebración, esta se ha configurado como un atractivo para cientos y miles de personas que cada año dejan las ciudades y se dan cita en Punta Chueca para experimentar otra forma de entender la vida.
Los platillos culinarios de la comunidad son uno de los elementos más característicos: el pan seri, el cocido de venado, el vino de pitaya, la caguama. Estos alimentos, arraigados en la historia del pueblo originario, sirven de relieve para exponer un tema todavía más central: compartir.
“El pan típico de aquí se llama pan seri. Lo hacemos en las fiestas. Lo hacemos para regalar a la gente que viene de fuera, vienen muchos, de muchas partes. A mí me enseñó a hacerlo mi nana, yo de chiquita miraba que lo hacía y ella me enseñó”, contó Perla Marina Segovia Esquivel, mujer de 23 años originaria de Punta Chueca.
De igual modo es posible observar y adquirir las artesanías propias de los pobladores: collares hechos con conchas, canastas y ornamentas hechas de torote prieto, una planta de la región.
“Hago canastas de torote y collares de conchas que yo misma recojo de la playa. Para hacer un collar me tardo como 2 o 3 días, desde que encuentro el material hasta que termino el collar. Los hago todo el año porque las vendo y de eso vivimos mis 2 hijos (que también poseen la destreza de su madre, luego de que esta les enseñó) y yo”, comentó Cecilia Lucía Comito Díaz, mujer Comca’ac de 45 años.
Otra de las ceremonias que componen la celebración es la del vino de pitaya, una bebida que sólo es producida por la Nación Comca’ac y que se hace a partir de la fermentación del fruto del cactus, mismo que guarda una estrecha relación con 'la gente de arena'.
Para iniciar la ceremonia, se vierte el vino en una biznaga y un grupo de mujeres, vestidas como es su tradición, cantan y dan vueltas a su alrededor. Al final, las mujeres dan de beber a los presentes con la ayuda de una concha que hace las veces de cucharón.
Un rasgo característico del Año Nuevo Seri es su ductilidad: en la actualidad, conviven los elementos más antiguos de la fiesta con otros más contemporáneos que se expresan a través de la música: en los últimos años Hamac Caziim (fuego divino), el primer grupo de 'rock seri', ha vuelto tradición un concierto a la orilla del mar.
Tanto la población originaria, como los visitantes, adultos mayores y bebés, hombres y mujeres, coinciden frente a la batería, el bajo y la guitarra, que guardan a sus espaldas el mar, para bailar durante horas con el sonido que mezcla los cantos tradicionales con lo más característico del rock contemporáneo.
Durante el 1 de julio la fiesta continúa y, con el paso de las horas, toma un tono más solemne. Usualmente para este punto los turistas se han ido y queda la comunidad, que canta, comparte comida y charla durante horas en un estado de reflexión. Una última liturgia que demarca el inicio, al final del día, de un nuevo año.