¿Quién solucionará la crisis migratoria?

Estamos de acuerdo en que la migración de centroamericanos y otros extranjeros a México, se ha convertido en el problema número dos de México, detrás de la inseguridad.

Pero muy pronto se alzará como el conflicto más grave si se combinan dos situaciones por demás probables.

La primera es que las autoridades mexicanas sean incapaces de contener esta masiva incursión por la frontera sur que suma cerca de un millón de personas a lo largo del año.

La segunda que Estados Unidos cumpla pronto su amenaza de regresar a México unos 400 mil centroamericanos que esperan pacientes su juicio de asilo.

Si una caravana de siete mil migrantes puso a Tijuana y a buena parte del país en jaque el año pasado, no imaginamos lo que podría suceder si se llevan a cabo las situaciones antes señaladas, será sin duda la tormenta perfecta para México y para el gobierno de López Obrador

Por lo pronto la imagen del salvadoreño Oscar Martínez Ramírez de 25 años y su hija Valeria de un año y once meses, ahogados en el río Bravo al intentar cruzar a Norteamérica, recorre el mundo entero desde el lunes pasado.

En Washington, la triste escena que simboliza la crisis migratoria de México, causó fuerte impacto al grado que gobierno y congresistas han mostrado una mayor sensibilidad para atender esta problemática que está afectando a varios países del área.

El Papa Francisco se mostró en su audiencia semanal en El Vaticano profundamente apenado por esta y otras muertes que se han registrado durante este éxodo de centroamericanos, cubanos, sudamericanos y africanos que cruzan por Guatemala a México con la vehemente ambición de llegar a territorio norteamericano.

Por cierto, Francisco felicitó a los mexicanos por ser “tan acogedores con los migrantes. Que Dios se los pague”, les dijo a los paisanos ahí presentes.

Pidió además al Espíritu Santo “para que nuestras comunidades sean acogedoras y solidarias, viviendo la liturgia como encuentro con Dios y con los hermanos”.

En las últimas horas suman varias tragedias de migrantes.

Este miércoles el cuerpo de una mujer mexicana de 19 años de edad, originaria de Paracho, Michoacán, fue encontrado flotando cerca del río Bravo o Grande como se le conoce del lado americano.

En tanto el domingo pasado se localizaron los cadáveres de una mujer y tres niños guatemaltecos, también en las inmediaciones del caudaloso río.

Al parecer intentaron cruzar en una balsa, pero fallecieron a causa de una deshidratación.

En mayo, el cuerpo sin vida de un bebé de diez meses fue recuperado en las aguas del río Bravo mientras que el pasado 13 de junio la Patrulla Fronteriza descubrió a una niña recién fallecida de siete años, en el desierto de Arizona, proveniente de la India.

De un problema social y político, la crisis migratoria ha transitado hacia una crisis humanitaria internacional de proporciones mayúsculas.

Y todo está ocurriendo en México y en su frontera con Estados Unidos.

Lamentablemente no se observa un programa emergente que esté bien articulado y que atienda todas las aristas.

Se han destacado tropas militares y agentes policiacos tanto al sur como al norte de nuestras fronteras, pero en plan de contener y no de solucionar este éxodo.

Ayer el alcalde de San Luis Río Colorado, Santos González, no supo que contestar en torno a los preparativos para recibir a los miles de centroamericanos que pronto llegarán a su población.

Sólo alcanzó a reconocer que ni en el municipio, estado o federación, se contaba con recursos ni con un plan definido para cuando se produzca la devolución de los migrantes.

Es cierto que tampoco Estados Unidos ha podido con el paquete de ahí que intente pasar la responsabilidad a México en una especie de castigo por haber permitido el ingreso de centroamericanos por el sur y su paso hacia la frontera norte.

Es urgente buscar una solución global a esta crisis que va in crescendo y que no podrá ser resuelta por México sin el respaldo de Estados Unidos y de los gobiernos centroamericanos que por cierto no se han involucrado lo suficiente en la atención de sus conciudadanos.

Noticia final…

Hasta dónde ha llegado el populismo electoral: Bernie Sanders, el aspirante a la candidatura presidencial por el partido Demócrata, dijo que de llegar a la Casa Blanca implantará la educación gratuita en las universidades y de paso condonará la deuda estudiantil por 1.6 billones de dólares, contraída por unos 45 millones de norteamericanos…

Sólo le faltó prometer becas para los jóvenes que no estudian ni trabajan como ya saben quién las implantó en México.

TAGS: