Sube tensión y las críticas contra Trump

Una nueva andanada de ataques ha recibido Donald Trump a raíz de las matanzas de inocentes perpetradas en El Paso, Texas, y en Dayton, Ohio, el pasado fin de semana.

Ambas tienen evidentes tintes de odio racial y con mayor énfasis la realizada por un joven blanco en la tienda Walmart donde murieron acribillados ocho mexicanos de un total de 22 personas.

De todos los rincones de Norteamérica y del mundo entero surgieron condenas hacia los salvajes pistoleros que sin la menor misericordia dispararon sus potentes armas en contra de seres indefensos.

Al mismo tiempo fue señalado el presidente Trump como instigador de este tipo de hechos a raíz de sus constantes comentarios xenofóbicos contra los inmigrantes y minorías raciales que viven en los Estados Unidos.

Lo mismo ocurrió a finales de junio cuando el salvadoreño Óscar Alberto Martínez Ramírez y su hija Valeria de un año y once meses de edad, se ahogaron en las turbulentas corrientes del Río Bravo tras intentar cruzar de México hacia los Estados Unidos.

En octubre del año pasado, Trump fue recibido hostilmente por la comunidad de Pittsburgh luego de que un solitario agresor diera muerte a once judíos que oraban en una sinagoga.

Al mandatario no lo dejaron participar en los funerales de las víctimas en respuesta a su discurso contra las minorías que a querer o no han acendrado los sentimientos y conductas racistas en Norteamérica.

No podemos culpar objetivamente al presidente Trump de los últimos tiroteos, sin embargo es un hecho que su mensaje acervado y ofensivo contra las minorías no es propio para un jefe de estado de un país que se forjó, creció y se desarrolló en los últimos siglos gracias a millones de migrantes de todo el mundo.

Una cosa es impedir la llegada de indocumentados, pero otra muy distinta es agredir a inmigrantes de comunidades minoritarias con expresiones indolentes e irrespetuosas como las expresadas por Trump que no tiene caso repetir en este espacio.

Escribimos nuestro artículo horas antes de la visita que el mandatario yanqui realizaría este miércoles a las ciudades de Dayton y El Paso, ignoramos cual será el resultado y los beneficios —si es que se presentan— por dicha gira.

Lo cierto es que el ambiente que se vive en tales comunidades es de rechazo e indignación contra un gobierno que se ha empeñado en manejar el tema de migración como un asunto policiaco y no como una crisis social y humanitaria.

Trump lanzó el martes pasado un llamado a la concordia, pero horas después criticó vía twitter a la alcaldesa de Dayton, Nan Whaley, por su postura de “izquierda radical” al tiempo que censuraba al The New York Times por la cobertura de las tragedias y a los demócratas extremistas porque se habían vuelto “completamente locos”.

Trump enfrentó también a Beto O’Rourke, aspirante a la candidatura presidencial por el partido Demócrata y originario de El Paso, y quien sostiene que la muerte de los 22 inocentes fue inspirada en el racismo del primer mandatario.
O’Rourke “debería respetar a las víctimas y a las fuerzas de seguridad y callarse”, tuiteó Trump el domingo por la noche.

Horas después de los tiroteos del fin de semana que dejó un saldo de 31 asesinados y varias decenas de heridos, el mandatario se vio obligado a condenar el odio racial y el supremacismo blanco, sin embargo la comunidad hispana de El Paso se enfureció porque Trump no se refirió de manera concreta a sus miembros.

La tensión social que vive Norteamérica subió de tono durante la semana, sin embargo los grupos hispanos no han presentado hasta el momento manifestaciones de protesta de acuerdo a la magnitud de la masacre perpetrada en El Paso.

A diferencia de la comunidad afroamericana, los inmigrantes hispanos son tradicionalmente pasivos. En la década pasada realizaron una oleada de protestas en contra de la persecución de indocumentados y a favor de la reforma migratoria que lamentablemente tuvo efectos contraproducentes.

En aquella ocasión llovieron censuras por el uso de banderas de países latinoamericanos en las marchas lo que incrementó el sentimiento xenofóbico de los grupos radicales norteamericanos.

Los complejos incidentes se han mezclado con la carrera presidencial que está a la vuelta de la esquina para crear una ambiente político por demás enrarecido.

Lo cierto es que Trump tendrá que atemperar sus fobias contra los inmigrantes si desea reelegirse el año próximo porque de mantener su cerrada postura será muy difícil que repita su hazaña electoral de noviembre del 2016.

En tanto los mexicanos y los hispanos estamos obligados a levantar la voz y expresar con dignidad y decoro nuestra indignación y pesar por los hechos de El Paso, Texas.

No podemos permitir que seamos víctimas del rencor y la demencia de extremistas como Patrick Crusius.

Noticia final...
La manejó hábilmente el presidente López Obrador al anunciar jugosos apoyos para los deportistas mexicanos que participan en los Panamericanos y a quienes se les habían regateado buena parte de los subsidios oficiales... Ahora será AMLO quien capitalice el éxitoso desempeño de la delegación mexicana en Lima, Perú... Por cierto, ¿cuánto está costando tener guardado el avión presidencial Dreamliner 787? ¿Por qué no rentarlo o utilizarlo siquiera para regresar a los deportistas nacionales?

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