Encinas cree la patraña

“No solo queremos saber qué pasó, sino deslindar las responsabilidades y quiénes cometieron estos abusos. Si alguien alteró la escena del crimen, si alguien buscó testimonios con tortura, si alguien sembró pruebas, si alguien mintió y ocultó información, deberá ser sancionado…”.

Hombre de bien, Encinas habla como si el cargo que desempeñará fuese de fiscal o procurador, y apunta contra quienes imagina que desde el servicio público cometieron las fregaderas que enuncia pero, en alto contraste, ni una palabra dedica a los homicidas de la banda Guerreros Unidos que, como está sobradamente probado, además de asesinar a los normalistas quemaron sus cuerpos hasta carbonizarlos en el basurero de Cocula.

Preocupante señal, porque empata con el insidioso sospechosismo de los asesores políticos, que no jurídicos, nacionales y extranjeros de los deudos, que pretenden culpar al ex director de la Agencia de Investigación Criminal que develó el abominable misterio.