Porfirio inventó y firmó el rumor

Me conmueven las mentiras de quien he descrito como “el Octavio Paz de la política”.

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Se le preguntó ayer al presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo: “¿Qué hay de la versión de que la Cámara de
Diputados retiró la invitación a cerca de cien oficiales de alto rango del Ejército y de la Marina para venir (a San Lázaro) el día de la toma de posesión?
Contestó:

“No, no le retiramos la invitación a nadie. En estos asuntos sí es importante que no haya rumores. Por eso también damos una información confirmada. Lo que
no haya salido de nuestra boca, pónganlo en duda, cualquiera lo puede inventar”.

El “cualquiera” soy yo, que no inventé la desinvitación de mi querido Porfirio, como tampoco publiqué un “rumor”, sino una verdad tan auténtica como la firma del político remitente. 

- ¿Pero van a venir los oficiales de alto rango?

- Van a venir, claro que sí, tendrán su lugar, pero no en el salón de sesiones. Aquí no habrá hombres armados, pero podrán venir al lugar que les corresponde –improvisó, a sabiendas de que ninguno de los aludidos acudiría con su arma. 

- ¿Habrá una sala alterna, un salón alterno para que estén ellos?

- No. Están (sic), simplemente, distribuidos… El brillante decano de los diputados miente.

Fechado en el “Palacio Legislativo de San Lázaro, octubre 04 del (sic) 2018”, Muñoz Ledo firmó esto: Con el objeto de estar en posibilidad de enviar oportunamente las invitaciones para el próximo 1º. de diciembre, fecha en la que se llevará a cabo la Sesión de Congreso General del Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Primer Año de Ejercicio de la LXIV Legislatura, en la que se realizará la Ceremonia de Transmisión del Poder Ejecutivo entre el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, me permito solicitar a usted su gentil apoyo para que nos sea proporcionado el listado de Oficiales que asistirán al mencionado evento (sic porque se trata de un acto previsto, no eventual)…

Ayer afirmé que luego de “dos” días ocurrió la desinvitación, pero me equivoqué: fue el martes 6 de noviembre, cuando, recordando a los titulares de la Sedena y la Marina el párrafo ya transcrito, Muñoz Ledo puso este adendum:

En razón de lo anterior (sic), me permito hacer de su conocimiento que desafortunadamente no va a ser posible dar la bienvenida a esa delegación, debido a
cambios en el formato tradicional del ceremonial republicano.

En ninguna parte se habla de una sala o salón para distribuir a nadie, como tampoco se expresa inquietud alguna por imaginarios “hombres armados”.

La invitación terminaba con un “reiterándole la seguridad de mi más alta y distinguida consideración”, y la desinvitación con un “rogando a usted su comprensión…”.

La duda que sí queda es: ¿por qué se priva al próximo Comandante Supremo de que lo acompañen sus inminentes altos subordinados en activo y hora gratuitamente humillados de las Fuerzas Armadas en su toma de protesta?

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