Migración: un tema pendiente en Sonora

Por Francisco J. Landeros Jaime
El tema de la migración en América Latina (AL) se encuentra en constante cambio producto de las brechas salariales y los problemas sociopolíticos de los diferentes países, donde sobresalen los casos de Venezuela y Haití, cuya emigración se ha instalado principalmente en países de Sudamérica como Chile y Brasil a pesar de las complicaciones normativas y socioculturales que se convierten en un calvario para quienes recién se instalan en estos lugares de acogida.

En esta dinámica migratoria, México de manera histórica ha destacado por ser un territorio de tránsito para cruzar la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, en la actualidad la migración en el territorio no se reduce sólo al tránsito, es decir, hay quienes por motivos laborales, académicos o de parentesco deciden instalarse de forma permanente.

Según datos del Instituto Nacional de Migración (INM), hasta 2017 en Sonora se tenía registro de al menos 7.828 (4.807 hombres y 3.021 mujeres) personas extranjeras viviendo en los distintos municipios de la entidad, no obstante, más allá del número se desconoce información sobre condiciones de vida, costumbres, dinámicas sociales e intereses que las motiva a permanecer en México.

En esta ausencia de información, destaca la poca actividad y erróneo entendimiento de este fenómeno social por parte del Congreso del Estado de Sonora. En ese sentido, es lamentable lo limitado de la noción migrante que reconoce el Legislativo, pues según la Ley de Protección y Apoyo Migrante son migrantes de forma exclusiva “…las personas en situación vulnerable que pretenden internarse ilegalmente por el territorio del Estado hacia los Estados Unidos de América o que, habiéndose intentado, son regresados por el mismo territorio estatal”.

A lo anterior se suma la poca actividad por parte de los legisladores, pues a partir de los informes de la Subdirección de Apoyo Legislativo del período 2007-2017, se constata que el trabajo realizado sólo se enfoca en los connacionales repatriados desde Estados Unidos. Lo que representa una década de olvido sobre la “otra” migración internacional por parte del Legislativo.

Por otro lado, se encuentra también que el principal interés académico y de investigación -alineado en cierta medida a lo anterior- apunta primordialmente al estudio de la relación de México (como país de tránsito) y Estados Unidos (destino), de lo que se desprenden excelentes resultados, sin embargo, sobre las comunidades originarias de países como China, Cuba, Argentina, Perú, Colombia; India, Filipinas, Italia, Rusa y Vietnam que habitan en Sonora poco se sabe.

Si bien habrá quien argumente que en términos estadísticos no son una muestra representativa de la migración como es la estadounidense, sí es una oportunidad para conocer los significados atribuidos a ser migrante en Sonora, lo que implica replantear los análisis sobre migración internacional al menos en este territorio.

En ese contexto, como señala Alejandro Portes, se necesita “adoptar una postura intelectual tan dinámica como el fenómeno mismo”, lo cual obliga a los científicos sociales al abandono de las dicotomías que centran los esfuerzos en las causas y consecuencias de la migración (Stefoni 2002).

Lo anterior, exige un mejor entendimiento primeramente conceptual por las autoridades en la entidad, seguido de un arduo trabajo en materia legislativa orientado al entendimiento íntegro de la migración internacional, puesto en la actualidad Sonora figura entre los estados del noroeste de México con mayor presencia de extranjeros.

También la responsabilidad recae en nosotros los académicos e investigadores, en virtud de diversificar el objeto de estudio y dirigir la mirada hacía aquellas comunidades migrantes que ayudan a la multiculturalidad en tierras sonorenses pero se desconoce casi por completo sus historias de vida.

Candidato a Doctor en Sociología P. Universidad Católica de Chile.
Maestro en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora