Una vez más, jornaleros han perdido la vida

Cecilia Muñoz Soto*

Después de 20 años se vuelve a repetir la misma historia en el Poblado Miguel Alemán. Era un 24 de mayo de 1999, esa mañana salieron de la localidad, un grupo de personas jornaleras a buscar el pan de cada día, en algún campo agrícola, a entregar su fuerza de trabajo, pues parecía la única forma de sacar adelante a su familia.

Cuando se es niño/a es difícil comprender que pierdes a alguien cercano en un accidente, hoy que ha pasado tanto tiempo y que parece una coincidencia que justo después de 20 años, vuelve a ocurrir un accidente similar, donde de nuevo las víctimas son jornaleros/as. Me siento con el deber de escribir en memoria de todas las personas jornaleras que han perdido la vida y a quienes los hemos perdido a ellos/as.

Cuando yo tenía nueve años de edad, mi padre perdió la vida en un accidente cuando se dirigía a trabajar en un campo de la costa. Como todas las mañanas, tenían que levantarse antes de que saliera el sol, para alcanzar a preparar el lonche, cargar su botella de agua fresca, la gorra y los paliacates (paños) para cubrirse del sol. Mientras nosotros los niños/as madrugábamos con ellos a ver las caricaturas. Había días en que no era necesario despedirse, pues no había duda; por la tarde regresarían a casa y tal vez con un racimo de uvas o alguna fruta.

Pero, un 24 de mayo de 1999, la dinámica del día cambio… estaban por dar las 7:00 de la mañana, cuando las sirenas de las ambulancias y patrullas alertaron de que algo pasaba. El pueblo se tornó tenso, pues no sabíamos qué pasaba. Minutos después se corrió la voz de que fue un accidente, el vehículo en el que se trasladaban las personas jornaleras se volcó.

Fue la mañana más larga de mi vida, el sonido de las ambulancias se hacía cada vez más fuerte, había algunas personas fallecidas otras muy heridas, el IMSS del pueblo no se daba abasto… la incertidumbre crecía conforme pasaban los minutos, minutos eternos.

Después de un rato, llegó un tío, soló confirmó que mi padre iba en ese carro. Así que mis hermanas mayores y mi madre, salieron aprisa de la casa, los tres hijos más pequeños nos quedamos en casa (pues íbamos a la escuela por la tarde), a cargo de una vecina.

Pese a la corta edad, sentía que algo no estaba bien... un vecino que me comentó que vio donde tenían a las personas que habían fallecido, y que creía que uno de ellos era mi padre. Cuando mi madre regresó a casa, su llanto confirmó lo que no quería aceptar, uno de ellos era mi padre. Pero la muerte no venía por uno, se llevó a cuatro más, entre ellos un niño de 8 años aproximadamente, que laboraba junto a sus padres.

Después de 20 años, se vuelve a repetir la misma historia. Más de cinco personas jornaleras han perdido la vida, cuando se dirigían al campo agrícola. Personas que salieron de sus casas a buscarse el pan de cada día. Personas que dejaron a sus hijos/as y familiares en casa y que tal vez dijeron que regresarían por la tarde.

Los accidentes pasan, pero se puede hacer algo para disminuir los riesgos, en 20 años, se ha avanzado en las tecnologías, en el desarrollo de muchas áreas. Pero este accidente del 23 de mayo de 2019, demuestra que para las personas jornaleras no hay cambios, siguen viviendo en la misma vulnerabilidad, en el mismo olvido.

Cecilia Muñoz, hija de Jesús Muñoz un jornalero que perdió la vida cuando se dirigía a su trabajo.

*Asistente de investigación en El Colegio de Sonora.

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