Los secretarios aprendices y durmientes

En parte por inexperiencia de algunos en puestos de ese nivel, en parte por ingenuidad de otros que aunque conocen sus materias no entienden que ya son gobierno, en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador empieza a haber demasiados secretarios y secretarias que parecen dormidos en sus laureles y rebasados por la frenética dinámica de trabajo del presidente.

Lentos en sus reacciones y lerdos al enfrentar problemas de sus áreas, varios miembros del gabinete se ven rebasados en un gobierno que apenas empieza.

Así tenemos a un secretario de Comunicaciones y Transportes que, con dos semanas de bloqueo en cuatro vías ferroviarias que atraviesan Michoacán y quejas del sector empresarial por afectaciones al transporte de partes automotrices y productos para el abasto, le pide “comedidamente” al gobernador del estado “negociar con los autores de los bloqueos una solución”.

¿Se le olvidó al ingeniero Javier Jiménez Espriú, con toda su experiencia, que la red ferroviaria es competencia federal y que está a su cargo?

Eso se lo tuvo que recordar el gobernador Silvano Aureoles, que aunque es responsable del conflicto de la CNTE por retraso en los salarios, no tiene facultades sobre las vías ferroviarias que los maestros disidentes mantienen bloqueadas a pesar de que el presidente López Obrador ya les mandó 1 mil millones de pesos para sus salarios atrasados y que desde el fin de semana les comenzaron a pagar.

¿Quién hará que desbloqueen las vías?

Pero no es el único caso.

En Semarnat la secretaria Josefa González Blanco sigue persiguiendo aluxes, porque en casi dos meses nada ha informado de las manifestaciones de impacto ambiental que grupos civiles y legisladores federales se cansan de pedir en dos grandes obras federales: el Tren Maya que atravesará cinco estados y la refinería de Dos Bocas en Tabasco.

El impacto a la flora y fauna de este país, especialmente en zonas protegidas como las selvas chiapanecas y campechanas, donde habitan especies amenazadas como el Jaguar, por no hablar de la riqueza arqueológica y patrimonial que atravesarán las vías de ese proyecto, además de la destrucción de hectáreas de manglar en la costa tabasqueña sin ningún permiso, parecen no ser prioridad para la funcionaria responsable del medio ambiente.

Tal vez si le dicen a la secretaria que los aluxes, también habitan en las selvas mayas amenazadas, —según leyendas— haría algo para que esos y otros proyectos federales presenten las manifestaciones de impacto ambiental, por no hablar de programas urgentes de protección a la vaquita marina, deforestación y tala clandestina y otras cosas de las que nada ha dicho.

Y si hablamos de conflictos desbordados por la acción tardía, a la joven secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, le estalló su primera huelga en 40 fábricas maquiladoras en Matamoros, donde 45 mil trabajadores exigen el aumento del 100% al salario mínimo que les prometió López Obrador y que se negaron a darles sus patrones.

No fue sino hasta que estalló la huelga que la secretaria Alcalde apareció para “llamar al diálogo y a la conciliación a las partes” y mandó a la frontera al subsecretario Alfredo Domínguez, quien llegó con su propuesta de “una pausa de 10 días” justo cuando ya habían decidido irse a la huelga y los líderes sindicales ya no pudieron frenar a los trabajadores que se cansaron de gritar por casi un mes que las empresas no les habían cumplido con el aumento que firmó por decreto el presidente desde el 29 de diciembre del año pasado.

Con el ritmo incansable que trae el presidente y su presencia en todos los temas de la vida pública, más vale que los secretarios despierten y se pongan la pila, porque secretario que se duerme, se lo lleva la Cuarta Transformación.

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