La cacería de Lozoya

Asediado, perseguido, con decenas de agentes ministeriales de la Fiscalía General de la República que le siguen los pasos no sólo a él sino también a su hermana en el territorio nacional y una ficha roja de alerta de la Interpol para localizarlo en otros países, Emilio Lozoya Austin pasó de ser un "protegido del sistema" durante todo el sexenio pasado, a convertirse ahora en un blanco prioritario de la justicia mexicana y en el objeto de una persecución que, con el cateo y el seguimiento y vigilancia permanente de domicilios y propiedades suyas y de su familia, pretende acorralarlo y hacerlo caer en un error que provoque su pronta detención.

A pesar de los esfuerzos y los artificios legales de su colmilludo abogado, Javier Coello Trejo, Lozoya no podrá impedir su captura, ni aún con un amparo, pues según nos declaró ayer en radio el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, y lo ratificó después el Consejo de la Judicatura, ni la suspensión provisional que le otorgó ayer una juez de la CDMX, ni siquiera el otorgamiento de un amparo en una suspensión definitiva, evitará que se cumpla la orden de aprehensión que le giró un juez por la gravedad de los delitos de los que se le acusa, que ameritan todos prisión preventiva oficiosa, por lo que aún amparado, el ex director de Petróleos Mexicanos va a pisar la cárcel.

Todo eso convierte a Lozoya Austin, en estos momentos, literalmente en una presa, nada fácil de atrapar porque si bien tiene aún los recursos legales y la protección y asesoría de su abogado, es finalmente una presa que en algún punto se va a ver acorralada y que, en su desesperación, podría incluso llegar a entregarse y ofrecer declarar lo que sabe de la corrupción en la que se le involucra en el sexenio pasado, no sólo en Pemex, sino también en lo sucedido con el presunto pago de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

Y ahí viene el gran tema de todo este caso: ¿Emilio Lozoya, si cae en manos de la justicia va a involucrar a otros personajes del sexenio pasado que supieron y que incluso pudieron haber participado en temas como el mal uso de recursos en Pemex o el tema Odebrecht? ¿Más concretamente, Enrique Peña Nieto podría ser el primer presidente de México en la historia del país en ser llamado a participar en un juicio, si no en calidad de indiciado al menos en calidad de testigo o declarante?

Las preguntas valen por el mensaje inequívoco que ayer mandó el abogado Coello Trejo al declarar en varias entrevistas que si su cliente es llevado a juicio, su defensa "vamos a pedir que acuda a declarar el ex presidente Peña porque Emilio Lozoya no se mandó solo y en las compras de la planta de Agronitrogenados participó el Consejo de Administración de Pemex, varios secretarios de Estado y por encima de todos, el presidente Peña Nieto". ¿Es amenaza, advertencia o mensaje a Toluca el que está mandando Lozoya a través de su abogado? No sería la primera vez que el ex director de Pemex amenaza con hablar. A finales del sexenio pasado, cuando el entonces procurador Raúl Cervantes se metió de lleno a documentar las acusaciones contra Lozoya Austin, este le mandó un mensaje al entonces presidente, a través de un mensajero que lo fue a ver a Los Pinos: "Si yo caigo, caemos todos", le mandó decir su cercano Emilio a Peña.

Hace unas semanas un político priista que platicó con Peña Nieto nos comentaba de la preocupación que decía tener el expresidente "no por acusaciones que me hagan a mí, sino porque los que están desesperados hablen". Y hoy, acosado, perseguido y vigilado él y su familia por la Fiscalía General de la República, Lozoya está sin duda desesperado. …Se lanza el tiro. Capicúa de los dados. Repetimos.

sgarciasoto@hotmail.com

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